Muerte bajo las aguas

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juan de la cosa
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Muerte bajo las aguas

Mensaje por juan de la cosa »

Buenas gente. Me comprometí con SIMULACION NAVAL a escribirles una historia de los submarinos y aparte he andado muy liado. He tenido un juicio la semana pasada por un tema de tráfico. Nada serio y todo hecho al estilo vasco: tú me hundes la puerta y yo te parto la cara. Gané yo por KO pero tendré que pagar una multa. En fin, cosas que pasan. Después Kilo quiere la información, pero no admite que hay cosas que se ocultan ante nuestros ojos. Nada serio, pero no cuesta nada explicarse. En fin, he escrito una historia de los submarinos para aficionados al tema y os la voy a colgar aqui. Es más técnica que mis textos habituales, vosotros no tenéis que saber la diferencia entre un torpedo activo y otro pasivo y qué es un T5 Zaunkönig, pero tiene momentos divertidos y creo que disfrutáreis. Una vez la termine, yo me comprometí con Kilo a completar esta sección y la de historia y me dedicaré a eso. Espero que os guste. Y no os asustéis, el médico dijo que en tres días se le pasaban las secuelas.
Bueno, bromas aparte, sólo anunciaros que Juan de la cosa ha vuelto.
The empire Strikes back.
Sdos.

B.
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juan de la cosa
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Mensaje por juan de la cosa »

La primera referencia a un submarino es de 1555, cuando el cronista Olaus Magnus habla de unas extrañas embarcaciones de cuero con la que los corsarios perforaban la carena de los navíos. Asimismo el genial Leonardo da Vinci lo menciona vagamente en el Codice Leicesteriano. Desde entonces de tiempo en tiempo, en 1588 (Agostino Ramelli), 1643 (relato del padre Fournier), 1653 (De Son) surgen aquí y alli inventos sobre este particular, hace mucho que el hombre quiere poseer los dominios de Neptuno. En realidad esto no eran más que balbuceos, los primeros vagidos de una criatura que un día tendría la capacidad de destruir a la especie que la creó. Nuestra historia en realidad comienza en la Guerra de Independencia norteamericana, el segundo gran éxito de la Armada española frente al perro inglés a lo largo del siglo XVIII. En 1776 David Bushnell proyectó y construyó una embarcación monoplaza para destruir los buques ingleses que bloqueaban la naciente república. Era el primer submarino que tuvo éxito y se llamaba Turtle (tortuga). El 6 de septiembre de 1776 el sargento Ezra Lee realizó el primer ataque submarino de la historia. No tuvo éxito, las planchas de cobre que cubrían la carena del Eagle, que iba a ser su victima, fueron demasiado para su tosco taladro (era para madera) y fracasó. En 1797 y 1804, Robert Fulton, el inventor del primer barco a vapor (eso sería posteriormente a su pequeña traición) se presentó ante el Directorio primero y Napoleón después con un diseño de submarino. El Directorio lo rechazó pero Napoleón aceptó su oferta y así nació el Nautilus, el primer submarino que utilizaba un dispositivo explosivo. Afortunadamente, la Royale francesa, como todas las marinas de la época lo consideró un arma contraria a las viriles tradiciones de la guerra en el mar y torpedeó (nunca mejor dicho) el invento. En un país de Sagitario con forma de piel de toro dicha filosofia torpedearía los esfuerzos de Narciso Monturiol, el inventor del doble casco (Laubeuf NO fue su inventor, pero los franceses son muy suyos y disponen de mejores propagandistas) e Isaac Peral. Que inventen otros, yo me voy a los toros.
Paradójicamente la actitud de la Marina francesa hizo que Fulton se hiciese lealista y presentó su invento a la Royal Navy con idénticos resultados, Tradición obliga. Así Inglaterra se convirtió de la mano de un inventor con tendencias políticas cuando menos curiosas en la introductora del vapor para su uso en la navegación, pero eso corresponde a otra historia.
Hubo otros precursores, como Wilhelm Bauer que inventó dos excelentes buques sin mayor suerte, Le Plongeur Marin y el Brandtaucher. Y aquí es cuando los franceses intervienen usando su logique et raison. Un brillante ingeniero francés, Payerne, creó el Pyrohydrostat, cuya propulsión estaba basada en la máquina de vapor. Una brillante idea, digna del genio francés. Para todos aquellos ingenieros que respetamos nuestra profesión, la ingeniería francesa es divertida. El invento de Payerne haría que todos los submarinos franceses, salvo excepciones y hasta 1909, fuesen propulsados a vapor. Junto con los tubos lanzatorpedos orientables y submarinos que requieren un 30% másde período de gran carena que los del resto del mundo constituyen la aportación francesa al mundo de los submarinos. Yo admiro profundamente al submarinista francés. Hay que tener una fe en la tecnología francesa a toda prueba para obtener algún resultado de ellos y no morir en el intento. La historia del arma submarina francesa está plagada de submarinos que se hunden en el puerto con tripulación y todo, motores de vapor difíciles de desembragar en medio del Bósforo con los turcos cañoneándote, tubos lanzatorpedos orientables que se atascan cuando tienes un destructor norteamericano con sonar y radar frente a Casablanca, válvulas de snorkel sin retorno (dos submarinos clase Daphné perdidos sin dejar rastro y otro más salvado por los pelos). Dejando aparte estas minucias, yo estoy plenamente convencido que algún día un ingeniero francés dejará su curiosa obsesión por la perfección técnica a través de la complicación mecánica ( si me tiráis de la lengua os cuento la divertida historia del único portaaviones francés de propulsión nuclear que en el mundo ha sido. Relato apasionante, divertido, chispeante y muy ingenioso como son nuestros vecinos, con momentos brillantes como romper la pala de una hélice en medio de pruebas de plena potencia, que convirtió al portaaviones más lento de la era moderna en una prueba de Bugy-Bugy. Os lo recomiendo. Simplemente apasionante).
En 1863 el estadounidense Alstit encontró la solución propulsiva en la dirección correcta: vapor en superficie (el diesel aún no se habia inventado) y propulsión eléctrica en inmersión. La tecnología aún no permitía hallar la solución ideal, pero las ideas se iban perfilando. Aquí intervienen nuestros queridos vecinos con el Plongeur, el más difícil todavía si cabe: propulsión por motor de aire comprimido y torpedo de botalón. Mi teoría es que Dios protege al submarinista francés o bien reserva a sus ingenieros para el Club de la Comedia. Sinceramente, más difícil no se puede, si alguien quiere más pruebas, que se documente sobre la historia del torpedo de botalón, una forma de suicidio como otra cualquiera (soy vasco y no me gustan los franceses, ¿se nota, no?) antes de que Whitehead inventase el torpedo automóvil, que es como se llamó en la época.
En 1861-1865 tuvo lugar la Guerra de Secesión norteamericana, que originó el primer uso masivo de medios subacuáticos en su vertiente militar y el primer buque hundido por un submarino. Fueron, cómo no, los sudistas, había que forzar el bloqueo de Lincoln a los puertos de la confederación. Los sudistas crearon la serie de semisumergibles “David”, con motor de vapor, flotando a flor de agua y con torpedo de botalón. El primer ataque lo realizó un “David” el 5 de octubre de 1863 frente a Charleston, que sufría asedio. Resultado: un “David” menos y el acorazado New Ironsides camino del astillero. No estaba mal, uno menos. Entonces llegó el H.L.Hunley, que costó la vida a su inventor (del mismo nombre) en sus primeras pruebas, de propulsión humana (un eufemismo, 8 hombres movían un tornillo de arquímedes), torpedo de botalón y tres horas de autonomía bajo el agua, primer dato fiable sobre la “capacidad” de las “baterías” del submarino. El 17 de Febrero de 1864 entró en los anales de la historia como el día en que un submarino hundió el primer buque. Se trataba de la corbeta Housatonic de la marina federal y el éxito se logró al precio de las vidas de toda la tripulación (los torpedos de botalón exigían estar a una distancia de entre tres y siete metros de la carga explosiva, no haré más comentarios sobre el particular).
La época era propicia, pero nadie hallaba la fórmula exacta. Como en el caso del avión, que es coetáneo, un montón de mentes dispersas trataba de hallar cómo desplazarse en tres dimensiones de forma segura y eficiente. Lo lograrían.
Los franceses hicieron la primera demostración de un sumergible mínimamente canónico, el Gymnote, de propulsión eléctrica. A veces hasta hacen cosas que funcionan, la Ley de Probabilidades se cumple siempre, ésta es la prueba. Pesaba 31 toneladas y entre 1888 y 1889 fue sometido a evaluación con éxito, pero aún no era el tiempo. Entonces llegó Holland.
John P. Holland puede ser considerado como el diseñador del primer submarino militar viable de la historia. Era un estadounidense de origen irlandés e introdujo el motor de petróleo para propulsión en superficie y un cañón de aire comprimido que posteriormente sustituiría por el tubo lanzatorpedos. Empezó en 1875 con un submarino de propulsión “humana” (a pedales- esto es literal-) y siguió con los Holland II, que fue donde introdujo el motor de petróleo, el Holland III de 1879 y en 1893 la US Navy lo comisionó para crear un submarino para ellos, el Plunger, un ejemplo de qué puede pasar cuando un funcionario se mete a ingeniero. Toda modificación al proyecto original de Holland que introdujeron los funcionarios, alias comité de diseño, empeoró el proyecto. Holland entregó el engendro a la US Navy e hizo lo que todo ingeniero decente debe hacer: hacer el proyecto él solito,montarse una empresa con socios financieros (la Holland Boat Company) y construir el primer sumergible de la historia, el Holland VIII. Se haría rico. El Holland VIII tenía 16,4 metros de eslora, 3,16 metros de diámetro (interesante: en vez de la forma fusiforme del Gymnote francés que es la que seguiría todo el mundo, el uso una forma cilíndrica, muy similar al sólido de revolución del Albacore, que es la forma correcta, si es que cuando se hacen las cosas bien...moraleja: ¿funcionarios metidos a diseñadores? respuesta: estoy dejando el alcohol) y podía navegar durante cuatro horas bajo el agua a 5 nudos. Pensándolo bien, las cosas no han cambiado tanto después de todo. Durante el periodo que seguiría hasta el fin de la Primera Guerra Mundial, Holland sería el suministrador oficial de submarinos para la US Navy y sus productos llevarían también la Union Jack de la Royal Navy. Se construyó un señor chalet, alias mansión y se hizo multimillonario. Se lo había ganado. Y así el hombre se acercaba a su sueño de dominar la Madre Naturaleza. A por ella, que es mujer.
Disfrutad, es la historia de nuestra común monomania y estos fueron sus primeros pasos. Sigo.
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juan de la cosa
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Mensaje por juan de la cosa »

Continuamos con la historia de nuestro subacuático amigo. Una vez se demostró que el tipo Holland era viable, todo el mundo procuró hacerse con algún ejemplar a modo de prototipo. Los condicionantes operativos fueron superándose gradualmente y se empezó a elaborar una doctrina de empleo. El primer uso del submarino fue como arma antibloqueo, situación en la que tendría que atacar en inmersión, por lo que se empezó a investigar en aceros especiales y diseños estructurales que permitiesen aumentar ésta. Cuando la tecnología empezó a ser fiable se consideró su empleo en alta mar como arma ofensiva, aspecto este en que Alemania llevó la delantera, con aportaciones de la escuela japonesa. El casco era simple, doble o doble parcial, el motor era de vapor o gasolina hast a que en 1911 la industria alemana desarrolló dos tipos de motor diésel para submarinos que fueron fiables. Como se consideraba que la mejor forma era la que imitaba a los peces, el casco era fusiforme. En principio el arma principal era el torpedo (Whitehead 1868), posteriormente complementado por piezas de artilleria en los submarinos de alta mar, como medio de ahorrar torpedos. En 1914 el calibre máximo de artilleria alemán era de 105mm. Hasta 1912-1913 en que unos importantes ejercicios de la Hochseeflotte de Tirpitz modificó el criterio, se pensaba que el tiempo máximo de patrulla de estos navíos era de tres días en el mar. Hasta 1914 la situación de las diversas flotas era la siguiente: los norteamericanos desarrollarían el tipo Holland, del cual dispondrían en 1914 de 87 ejemplares, una flota homogénea y muy efectiva. En 1901 construirían los siete “A” de 123 toneladas (todos los tonelajes en son en condiciones de inmersión) a los que seguirían los “H” de 467 toneladas y la serie culminaría con los ocho “K” de 521 toneladas. Sus futuros enemigos en el Pacífico, los japoneses, los consideraban como un arma ofensiva de largo radio de acción, para lo cual contaban con buques nodriza de apoyo. Siguiendo la política de estos señores, se recurrió a comprar la mejor tecnología de la época y proceder, una vez aprendidos los principios de diseño, a desarrollar modelos propios. El modelo elegido fue el Holland, del cual se encargaron cinco ejemplares a Estados Unidos en al época de la guerra ruso-japonesa (1904-1905). A estos siguieron dos ejemplares de construcción propia. Para explorar otras tecnologías, se compraron cuatro submarinos clase “C” y dos “C mejorada” al Reino Unido, su mentor en temas navales. La situación se completaría con cinco submarinos de clase “C mejorada” de construcción nacional. Con todo lo cual, Japón dispondría de 13 submarinos operativos en 1914. Rusia compró aquí y alli, con lo que dispuso de una flota heterogénea y con muy pobre rendimiento. En 1903-1905 se procuró los tres “Bieluga” de estructura Holland y los “Shtorm” y “Plotva” con tecnología Lake, todos ellos costeros. A estos se añadirían los cuatro “Alligator” de 500 toneladas y los tres “Karp”, tecnología alemana de 1904 (420 toneladas). Ineficacia, hetereogeneidad y frecuentes averías fueron las características de dicha flota, características conservadas hasta 1945 (en su momento comentaré la historia del único “Heroe de la Unión Soviética” que en el mundo ha sido, parece mentira la eficacia de la propaganda soviética). El veredicto es un poco mejor, pero sólo un poco para la flota Austro-húngara. Su teatro de operaciones era el Adriático y desarrolló submarinos costeros, adaptados a dicho teatro de operaciones. En total en 1914 dispondría de siete ejemplares: dos tipo Lake de 1907 (ineficientes hasta decir basta), tres Holland de 1909-1911 y dos alemanes serie “U3” pertenecientes al tipo Germania-Krupp (1909). Durante la Gran Guerra su alianza con Alemania variaría este panorama.
Pese a su historial durante la Segunda Guerra Mundial, Italia destacó como un innovador y un magnífico constructor de submarinos, comenzando con el Delfino (1902) y los cinco “Glauco”. Las construcciones sucesivas utilizarían el sistema Laurenti y estudiarían y emplearían los motores diesel. Para que os hagáis idea, llegaron a exportar un submarino ¡A Alemania!. No todo lo italiano es malo, prueba de ello es la magnífica serie de los 21 “F”, que dominarían el Adriático en el conflicto subsiquiente y del cual la Armada española dispondría de algunos ejemplares, pero esta serie pertenece ya al período de la Gran Guerra.
La pérfida Albión comenzaría su singladura subacuática con un Holland de 122 toneladas, al que le seguirían los tipos “N”, “A”, “A mejorada” que fueron experimentales. Con la serie “B” de 1905-1906, la Royal Navy dispondría de submarinos que podían compararse a los mejores. La tecnología propulsiva era motor de petróleo/eléctrico y la estructura en todos los casos era Holland, la mejor. A estas serie seguirían la “C”, la “C mejorada” y los “D” de 1910, el gran salto cualitativo de esta escuela de diseño, heraldos de la magnífica serie “E”, el terror de las aguas costeras del II Reich, los grandes forzadores de los Dardanelos. Dicha serie comenzaría su andadura en 1913.
Ahora hablaré de mis queridos vecinos. Tubos lanzatorpedos supraacuáticos, motores de vapor, escasa profundidad de inmersión, record mundial de inmersiones en puerto con tripulación al completo...no me gustan, pero la verdad es que me lo ponen fácil. Dispongo de dos grabados de la época que reflejan dos accidentes mortales: el Pluviôse y el Farfadet. Tras hacer todo tipo de inventos, alguno de ellos correctos, como la compra de motores diésel a Alemania (Mariotte, 1908), Francia volvería la motor de vapor. Roland Morillot nunca debió haber sido condecorado a titulo póstumo, hubiera bastado con que le hubieran dado un arma en condiciones. En 1914 Francia dispondría de 52 submarinos. La serie empezó en 1902 con la clase “Sirène” a vapor de 213 toneladas y estructura Laubeuf. No haré sangre sobre el particular, que este texto sirva como homenaje a los submarinistas franceses de la época a los cuales se exigió lo imposible con medios absolutamente inadecuados. Roland Morillot no debió morir ahogado en su submarino en los Dardanelos, él hizo lo correcto. Al menos salvó a su tripulación.
Para terminar el panorama hablaremos de los maestros en el uso, empleo y fabricación de submarinos: los alemanes.
El diseño alemán empezó con el U1, de 1906 y propulsión a gasolina (un Körting de 400Hp). Desde el principio se apostó por el motor diésel como la tecnología idónea para la propulsión en superficie y en 1908 se convocó un concurso internacional sobre el particular. De dicho concurso saldrían los dos tipos de motor que propulsarían los submarinos del Kaiser: el “dos tiempos” de Germania Werk y el “cuatro tiempos” de Augsburg Maschinenfabrik, que serían instalados en las series U19, U27 y U31, empezadas en 1911-1912. La experiencia bélica haría que se abandonase el “dos tiempos”, siendo el “cuatro tiempos” la tecnología que, desde entonces propulsa a estos navíos. Se estudió con mucho cuidado la estructura de los submarinos, lográndose que un casco diseñado para sumergirse a 50 metros aguantase hasta los 80. Hasta 1912, el arma submarina alemana la componían 17 prototipos experimentales, no fue hasta 1911 con el tipo U19 que se dispuso de un tipo operativo. El cuadro pre-1914 lo compondrían dos buques nodriza y dos bases de submarinos: la principal, Wilhelmshaven y la secundaria de Helgoland, completadas en 1914. A esto hay que añadir una organización de construcción muy depurada que permitía encargar un submarino sin más que enviar un simple telegrama al astillero. En 1914 Alemania dispondria de 43 submarinos, alistados, en alistamiento o en construcción, hablaremos de ellos. Fin de los inicios, ya está todo listo para la Gran Tragedia.
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juan de la cosa
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Mensaje por juan de la cosa »

Y llegó la guerra...la guerra por la que todos estaban suspirando, la guerra que permitiría la expansión del II Reich, la guerra que aseguraría la supremacía del Imperio Británico, la guerra que permitiría a Francia vengar 1870...la guerra. Básicamente había dos doctrinas para los submarinos: la boya ofensiva y las barreras móviles. La boya ofensiva consistía en que se asignaba una zona a un submarino y allí debia actuar, sin movilidad. Básicamente dicha doctrina sigue presente en la doctrina actual de la US Navy: se te asigna una zona de patrulla y no te vas a mover de ahi hasta que se te acaben los torpedos o los suministros. La barrera móvil era un sistema ideado para tender trampas a la escuadra enemiga. Varios submarinos formaban una barrera de exploración y en caso de contactos, debían informar primero a los demás y al Alto Mando y atacar después. Se intentó desarrollar por parte de ingleses y alemanes submarinos de crucero que permitiesen la colaboración directa con la flota, pero la tecnología de la época no lo permitía. No fue hasta la aparición de los submarinos clase “Los Angeles” de 35 nudos de velocidad que dicho empleo fue posible de modo habitual, los sucesivos intentos (clase “K” británica, U-Kreuzer alemán) de lograr dicha cooperación con la flota fracasarían, pese a que se lograrían velocidades de hasta 25 nudos en superficie. Básicamente habría dos frentes principales: Mar del Norte y aguas en torno a las Islas Británicas y los Dardanelos-Mediterráneo. Como frentes secundarios estarían el Báltico y el Mar Negro. Alemanes e ingleses dirigieron sus esfuerzos iniciales a la flota enemiga mediante “barridos” por parte de sus submarinos y ambos atacarían las bases enemigas, el U-47 tuvo ¡cuatro! Precedentes en el Primer Conflicto, tres por parte alemana y uno por parte inglesa.
El primer día de la guerra, los ingleses dieron el primer golpe: el submarino E9 (sí, siempre los E)-capitán de corbeta Horton- penetraría en la base de Helgoland buscando sangre, pero falló, no había nadie, y tuvo que volver a alta mar, pero “los muchachos de Keyes” no se irían sin hacer sangre. El 1 de Septiembre el capitán de corbeta Otto Hersing penetraría en Scapa Flow, base de la todopoderosa Grand Fleet británica. Lamentablemente descubrirían la estela de su periscopio y en la confusión no lograría hacer blanco. Hablaremos de él en el futuro. Cuatro días más tarde, dicho submarino causaría la primera víctima por torpedo lanzado por submarino, el crucero ligero HMS Pathfinder, en el cual fallecerían todos sus tripulantes. La consecuencia de dicho hundimiento sería el traslado de toda la flota inglesa a Loch Ewe, primer éxito estratégico del Arma Submarina alemana. El 13 de Septiembre Max Horton entraría a su vez en la historia del Arma Submarina británica al hundir su primera víctima, el crucero ligero Hela. Empate. Esa sería la situación inicial, situación que variarían los éxitos del ejército alemán.
Éste logró, siguiendo el plan Schlieffen, capturar las bases de la desembocadura del Escalda (Bélgica), donde pronto irían a parar los submarinos de la Hochseeflotte. El frente se ampliaba...y entonces llegó Otto Weddigen, el primer “as” submarino. Éste procedería, el 22 de Septiembre de 1914 a demostrar las capacidades del submarino, al hundir consecutivamente a los cruceros acorazados Aboukir, Hogue y Cressy. El hecho de que dichos buques no hiciesen zig-zag y sucesivamente, se pararan a auxiliar a sus moribundos compañeros no empaña la hazaña del alemán. 1549 muertos. El 10 de Octubre, Weddigen estaría a punto de repetir la hazaña, esta vez en compañía del U17, procediendo a hundir al Hawke, fallando por poco a sus dos compañeros de patrulla. Genio y figura, Otto Weddigen moriría el 18 de Marzo de 1915 cuando procedía-en solitario- a atacar la Grand Fleet. El marinero al cargo del control de profundidad se equivocó, el submarino afloró en medio de la Grand Fleet y el HMS Dreadnought procedería a embestirlo, partiéndolo en dos. Descanse en paz. Ese mismo mes de Octubre tendría lugar el primer hundimiento de un submarino a cargo de otro submarino: la víctima sería el E3 inglés, que sería hundido por el U27 al torpedo frente a la costa alemana.
Como resultado de todo ello, la flota británica viviría en permanente estado de psicosis, cambiando de fondeadero casi diariamente y con continuos partes de ¡submarino! Presentes por todas partes.
En dichos turbulentos días, los submarinos de la Hochseeflotte parecerían omnipresentes. ¿Qué hacer?. La solución, cómo no, sería llamar al anciano y retirado “Jackie” Fisher.
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Mensaje por juan de la cosa »

En cuanto “Jackie” Fisher volvió al Almirantazgo, se vió claramente que los tiempos de girar en redondo habían terminado. Lo primero era una base segura para la Royal Navy, a continuación dió prioridad a los escoltas, no se construirían más buques de batalla y se limitarían a terminar los que estuvieran en un estado avanzado de construcción. Rápidamente aparecieron los “buques Q”, buques-trampa, los pesqueros que arrastraban torpedos remolcados, redes antisubmarino, minas... Se procedió a investigar medios de atacar a los submarinos, que en su momento darían sus frutos. Otra idea de Fisher fueron los submarinos clase “R”, los primeros cazasubmarinos de la historia (15 nudos en inmersión). Inmediatamente se procedió a estudiar las rutas patrulladas y establecer zonas seguras. Asimismo se dió un gran impulso a los medios de dragado de minas. “Jackie” había vuelto y con el apoyo de Winston Churchill, entonces “ministro” de marina, la Royal Navy recuperaría la confianza en sí misma que tanto le había faltado hasta entonces. England expects...Entretanto en Alemania se había procedido a estandarizar los tipos de submarinos en tres clases básicas: los UB y UC (este último minador), que eran costeros, los U de mediano tonelaje y los U-Kreuzer, de largo radio de acción, los antecesores del Tipo IX de la Kriegsmarine del III Reich, terror del Índico en la Segunda Guerra Mundial. Lo primero que hizo la KriegsMarine en cuanto dispuso de las bases en el Escalda fue asentar submarinos tipo UB y UC en Ostende y Zeebrugge. Posteriormente, el continuo cañoneo de los monitores (calibres de hasta 381mm) de la “Dover patrol” haría que ambas bases tuvieran que ser desalojadas, teniendo que trasladarse los submarinos a Brujas, donde se les había construido refugios (3 o 4 unidades de capacidad) en hormigón armado de tres metros de espesor. Como veréis St-Nazaire tuvo sus antecedentes. Asimismo, bajo el impulso de Fisher se procedió al estudio y posterior empleo de aviones de patrulla (en un principio hidrocanoas) y dirigibles de tipo flexible en la lucha contra sus insidiosos enemigos subacuáticos. En cuanto se declaró la guerra, se procedió al envio por tren de varios UB y UC a Austria-Hungría, acompañados al poco por submarinos tipo U que atravesaron en inmersión el Estrecho de Gibraltar. Durante la guerra el Mediterráneo sería otra zona clave en el conflicto, pero inicialmente no fue tenida en cuenta como frente decisivo. El viaje del Goeben y el Breslau, que provocó la entrada de Turquía en el conflicto y Gallipoli, que sería la tumba política de Churchill y el fin del tándem que había salvado a Inglaterra, cambiarían eso.
En 1914 el Alto Estado Mayor del almirante Tirpitz comenzó a discutir las posibilidades del submarino como arma de bloqueo. Comenzaba a perfilarse el futuro.
En su momento hablaremos de la guerra contra el comercio Aliado, ahora nos vamos a un terreno agreste y rocoso, no lejos del lugar donde un día se alzó Troya, la ciudad del noble rey Príamo.
Rusia se desangraba, el envío de suministros al puerto de Arcángel era insuficiente y era necesaria una nueva ruta que permitiese obtener acceso al trigo ucraniano. ¿Qué hacer?. ...Entonces Winston tuvo una idea genial.¿Y si forzamos el paso a través de los Dardanelos hasta el Mar negro?. Turquía quedaría eliminada de la ecuación, se obtendría un corredor estratégico a Rusia y los países neutrales que simpatizaban con los Aliados como Rumanía se unirían a la causa. Turquía no estaba muy armada, bastaría enviar un número adecuado de acorazados de segunda clase a destrozar las escasas defensas costeras y en tres semanas el desfile de la victoria recorrería las calles de Estambul. Para Abril de 1915, las tropas ANZAC habían puesto pie en Gallipoli bajo la cobertura de toda una colección de acorazados anticuados o próximos a estarlo. Previamente se habían enviado diversos submarinos aliados a atacar el tráfico turco. Allí es donde el Arma Submarina de los Aliados ganaría sus letras de nobleza y allí es donde Roland Morillot pasaría a la Historia. El 13 de Diciembre de 1914, el pequeño B.11 inglés atravesaría los estrechos en inmersión y procedería a hundir el viejo acorazado turco Messujeh, un aviso de lo que traería el futuro. Los franceses también vinieron en busca de gloria...varias citaciones al valor, Legiones de Honor, Caballeros de la República francesa... lograrían la gloria, pero apenas algún resultado, no puedes ir a la guerra sin cortarredes, con máquinas de vapor o diésel inseguros, con tubos lanzatorpedos orientables y muy poca capacidad de inmersión. La epopeya la comenzaría el Saphir un 15 de Enero de 1915. Acosado por las averías, se vería forzado a emerger frente a dos cañoneros turcos y sería hundido por sus tripulantes A continuación, los omnipresentes “E” ingleses y australianos comenzarían su deletérea acción de acoso y derribo. Comenzarían mal, pues el E15 embarrancó y tuvo que ser abandonado. Sería vengado por el E14, que recorrió el mar de Mármara sembrando el terror en las defensas turcas. El 18 de Mayo estaría de vuelta en Tenedos, no sin antes hundir dos transportes de tropas turcos con pérdida total de 6000 hombres y las correspondientes piezas de artilleria. Le seguiría el francés Bernouilli que de modo increible conseguiría atravesar los Estrechos indemne, pero que no conseguiría victimas. Vendría a continuación el AE2 australiano (un tipo E) que sería hundido por un torpedero turco. El francés Joule sería hundido por una mina (y van...)...Y entonces llegó el E11. En un crucero que duró desde el 19 de Mayo al 7 de Junio de dicho año procedería a hundir un cañonero, 4 transportes de tropas y 3 buques mercantes. ¿No oís un zumbido debajo vuestro? Tened cuidado, podría ser un “E” al acecho...Pero no hemos hablado de los submarinos alemanes ni de Otto Hersing, ¿qué fue de él?.
Nuestro hombre zarpó de su base en el Mar del Norte y procedió hacia el Estrecho de Gibraltar, pero un hado cruel hizo que el jefe de máquinas le revelase que estaban escasos de combustible y que el poco combustible disponible estaba contaminado con agua de mar...¿Qué hacemos?. Nuestro hombre hizo sus cálculos y se lo jugó todo a una carta. ¡Adelante, a Cattaro!. El U21 llegaría a la base de la K.u.K Marine con menos de un metro cúbico de combustible contaminado. Por poco. Rápidamente se hicieron las reparaciones y nuestro hombre procedió a navegar hacia los estrechos turcos, llegaría en Mayo y el 25 del mismo mes ya había logrado hundir al acorazado Triumph, con redes antitorpedo y todo. Dos días después, ni las redes ni los contratorpederos evitarían que hundiese al Majestic. Habría más victimas, no te dan la “pour le Mérite” por tu cara bonita (NOTA: se trata de una condecoración prusiana válida hasta el fin de la monarquia alemana y era más importante que la Cruz de Hierro, fue otorgada, entre otros, a Rommel).
La lucha proseguía y el E14, otro submarino famoso de la Royal Navy, forzaría nuevamente el bloqueo y procedería, en 23 días, a hundir un vapor y 13 veleros. El E12 batiría su record, subiéndolo a 40 días. Bombardeos y bastantes buques hundidos en su haber. El E7 entraría en liza el 30 de Junio. Los franceses obtendrían una vez más la gloria con el submarino Mariotte, enredado en las redes antisubmarino y rematado a cañonazos cuando emergió. Le seguiría nuevamente el E14 y finalmente mi submarino inglés favorito, el E11 de nuevo. En 29 días de paseo submarino por el mar de Mármara hundiría al acorazado Hairedin Barbarroja, siete vapores, 23 veleros y un cañonero. Si le dejan acaba con la flota turca...lástima que los víveres y los torpedos no son eternos. El forzamiento de los Estrechos continuaría hasta el final de la campaña pero, una vez más, la logique et raison triunfaría sobre sus enemigos, la realidad y el sentido común...en esta ocasión hablamos del Turquoise que, con grandes dificultades, llegó al mar de Mármara y se dispuso a realizar el circuito francés típico. Dicho circuito consiste en que no hundes nada, acabas enredado en una red, tienes que subir a la superficie y finalmente te rematan a cañonazos. En este caso hubo suerte, el submarino fue capturado y con él las claves, una cita acordada con el submarino E20 y unos cuantos prisioneros. Respecto al E20, sería hundido al torpedo por el UB14 frente a Tekirdag.
Y con esto señores, termina la campaña de los Dardanelos, una campaña en la que la gloria y el heroísmo se repartió entre ambos bandos con, por supuesto, la ineludible aportación francesa. Aunque no he contado la historia de Roland Morillot, su odisea y su sacrificio tuvieron lugar en esta campaña. Cuando en 1945 se reconstruyó el Arma Submarina francesa. El primer submarino, un Tipo XXI alemán capturado, llevaría su nombre. Honor y gloria a los héroes, aunque sean franceses. En el próximo capitulo hablaremos de la guerra al tráfico por parte de Alemania y mencionaremos las aportaciones rusa, italiana y austro-húngara. Pero eso será en el próximo capitulo.
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juan de la cosa
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La Primera Guerra Mundial terminó en la conferencia de París, que comenzó el 18 de Enero de 1919. De ella saldría el futuro para buena parte de la Humanidad, muchas de las fronteras que se trazaron entonces, entre ellas la de Iraq, seguirían siendo válidas en el Siglo XXI. A diferencia del Congreso de Viena, que puso fin al período napoleónico, el vencido no tuvo ni voz ni voto en su resultado, era el Diktat.
Como resultado del mismo, Alemania sería dividida, desarmada casi hasta el límite y se vería forzada a pagar unas compensaciones que serían la causa de su ruina económica hasta la llegada a la Cancillería de un tal Adolf Hitler, el cual en dicha época vivía en unos barracones del ejército en Munich y se preparaba, como miembro del Abwehr a infiltrarse en una organización política, el NDAP, futuro NSDAP. Pero los Aliados cometieron un error grave, no forzaron la disolución del Estado Mayor del Heer. Y los Aliados habían humillado y empobrecido a Alemania. Un uno de Septiembre, veintiún años después, aquello tendría consecuencias. Pero ahora comienzan los Felices Veinte, y ahora hay que gestionar la victoria.
El Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda se enfrentaba a un grave problema: disponía de la mejor Armada del mundo, pero ya no podía pagarla. Y Estados Unidos y Japón se preparaban para arrebatarle el Tridente de Neptuno ¿Qué hacer?.
Por otra parte había un deseo universal de paz. Y Wilson (EEUU) proponía iniciar una era de paz bajo la égida de los todopoderosos Estados Unidos de América, siguiendo la “hoja de ruta” de los 14 puntos. ¿Qué hacer? La solución vendría de la diplomacia más astuta y eficiente del mundo...un Tratado.
Lo que la diplomacia inglesa propuso fue un tratado que estableciera una moratoria en la construcción naval militar, de acuerdo con un sistema de cuotas. De acuerdo con dicho sistema de cuotas, se establecería una paridad real entre Estados Unidos y Gran Bretaña, con Japón relegado a un tercer puesto. Se ofrecería a Estados Unidos compartir el dominio de los mares y se contentaría a Japón con un tratado de Amistad y Cooperación, las demás marinas serían meras comparsas del duo anglosajón. Las “Relaciones Especiales” se forjaron entonces. Era el Tratado de Washington (1921). A lo largo de la discusión del tratado, el Reino Unido trató de forzar la prohibición del submarino, pero la oposición de las demás potencias y ciertos avances en el desarrollo del ecogoniómetro hicieron que finalmente Gran Bretaña desistiera, limitándose a fijar un limite de tonelaje de los mismos. La validez del Tratado expiraba en 1931, momento en el cual debía celebrarse una nueva Convención Internacional, en el marco de la Sociedad de Naciones. Nunca llegaría a celebrarse.
Los Felices Veinte fueron una época de lentos avances para el arma submarina. La Kriegsmarine creó una oficina de diseño de submarinos en Holanda (de donde saldría la magnífica escuela de diseño holandés), guardó los planos de sus mejores submarinos bajo siete llaves y se dispuso a hacer creer a todo el mundo que había olvidado Scapa Flow.
La guerra había demostrado que el binomio diésel/motor eléctrico era el camino correcto y se abandonó definitivamente el motor de vapor, para secreto disgusto de muchos diseñadores franceses. Se adoptó el casco doble, el doble parcial o el simple con bulges, se mejoró el rendimiento de las baterías y se estudiaron medios para aumentar la autonomía de los submarinos. Se estudiaron mejoras en el campo de la artillería y aparecieron las primeras ametralladoras antiaéreas. En Inglaterra se prosiguió, en secreto y a un ritmo más pausado, el desarrollo del ecogoniómetro, futuro ASDIC. Pero el gran avance de dicha década fueron los torpedos. Junto al torpedo de aire caliente, aparecieron los de oxígeno y los eléctricos, una aportación alemana. Los japoneses comenzaron los estudios que desembocarían en el Tipo 93, las Largas Lanzas (20.000 metros a 50 nudos o 37.000 a 36 nudos). Se mejoraron las espoletas, que aún eran de percusión pero que en los treinta desembocarían en las espoletas magnéticas, que no precisan hacer impacto para detonar. Si es que las Ciencias avanzan que es una barbaridad, don Hilarión.
En dicha época aparecería un libro fundamental para el futuro de los submarinos, la obra sobre la guerra submarina del almirante alemán Eddy Bauer. En dicha obra se proponía la táctica del ataque en manada en superficie, era la génesis de la Rudeltaktik, las manadas de lobos, pero entonces no se tendría en cuenta, nadie creía que hubiera a haber otra guerra y el libro se quedó en las estanterias hasta 1935 en que Karl Doenitz, futuro Fürher alemán, fue nombrado jefe del Arma Submarina.
A lo largo de los Felices Veinte, los paises se limitaron a cumplir su cuota del Tratado de Washington y empezaron a preparar lo que serían los prototipos del período dorado del Arma Submarina: los años Cuarenta.
Inglaterra empezó con un patinazo, construyendo cruceros submarinos que no fueron a ningún lado. En 1924 apareció la clase “O” pesados, poco maniobrables y que constituirían las delicias de los cazasubmarinos italianos. De ellos derivarían las clases “P” y “R” de principios de los años treinta que eran “O” mejorados. Los franceses construirían el crucero-submarino Surcouf, una forma de tirar el dinero como otra cualquiera y comenzarían a explorar el mundo de los submarinos mínimamente decentes, fijando tres clases de submarino: de pequeño crucero (600-630 tonnes), el oceánico (1500 tonnes) y los de gran crucero. En su momento llegarían (1940) a alcanzar la prodigiosa profundidad de 90 metros. Perdonad que no siga, pero es que me tienen asombrado (tipo VII alemán: 220 metros- 1935-). Construirían una gran flota, como asimismo harían los italianos como un medio de superar las limitaciones del Tratado de Washington. Italia comenzaría entonces (1925) la construcción masiva de submarinos. Pudieron elegir entre dos tipos de diseño, los Cavallini y los Bernardis. Lógicamente eligieron los Bernardis, sobre cuyo diseño la historia emitiría el siguiente juicio: mediocres hasta decir basta. El que los prototipos basados en el Cavallini fueran bastante mejores eran detalles sin importancia para el Duce. También tendría consecuencias unos años después. Japoneses y norteamericanos construyeron submarinos de gran crucero, aptos para la guerra en los inmensos espacios del Pacífico. Unos llegarían a los “Gato” y sucesores, terror del tráfico marítimo japonés y los otros se dedicarían a intentar atacar a la escuadra de guerra enemiga, con gran contento de los jefes logísticos norteamericanos. En ambos casos eran excelentes submarinos, sólo que los japoneses no eran aptos para la construcción en serie, aspecto que no descuidaron los norteamericanos. La Unión Soviética comenzó la construcción masiva de submarinos, pero no hicieron nada decente hasta que se llegó a un acuerdo comercial con la Italia fascista y les pasaron los planos ¡cómo no! De los Bernardis, para gozo y alegría del submarinista soviético. Yo tengo para mi que hasta los años 70, ser un submarinista soviético (o ruso, como prefiráis) era una prueba de fe. En su momento hablaremos del único Héroe de la Unión Soviética que registran mis anales...¡temblad, alemanes viene Nikoläi Lunin!. Y así terminan los Felices Veinte ¿Un poco más de champán, querida?
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juan de la cosa
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Y llegaron los Treinta, heraldos del peor conflicto que ha conocido la Humanidad. Los Treinta llegaron precedidos del Crack del 29, que hundió la economía mundial. En dicho panorama de recesión, las recetas de Keynes de recurrir a la inversión pública como medio para recuperar la inversión privada fueron acogidas como el “Maná” por las empobrecidas marinas de guerra. Fue entonces cuando la US Navy comenzaría su particular carrera de armamentos, carrera en la que la Gran Depresión jugo un papel fundamental. No todos perdieron con la gran crisis...
Italia se lo jugó todo a la carta de la marina, y en ella los submarinos desempeñarían un papel clave. En Junio de 1940, víspera del conflicto que le enfrentaría a la Royal Navy, la Regia Marina alineaba 115 submarinos, una fuerza impresionante, al menos sobre el papel. Después se vería que no había para tanto. Italia disponía de una base industrial de gran calidad pero muy reducida e incapaz de participar en una guerra industrial como la que se avecinaba. Los submarinos italianos, derivados en su mayoría del mediocre diseño Bernardis probarían ser de inmersión lenta, enormes superestructuras que entorpecían la maniobra, al lanzar sus magníficos torpedos de oxígeno emitían una enorme burbuja en la superficie, eran ruidosos bajo el agua...a pesar de todo, la Royal Navy experimentaría sus mayores desastres en el Mare Nostrum, no hay que subestimar a los capitanes italianos. Los ingleses, fiados del ASDIC, construyeron las series “O”, “P” y “R”, la delicia de los cazasubmarinos italianos. Paradójicamente, construirían la magnífica serie “U” como submarinos de entrenamiento desarmados. Afortunadamente, alguien sensato en el Almirantazgo hizo que el arma que haría famoso a Wanklin recibiese cuatro tubos lanzatorpedos. England Expects...No todo serían errores en la Royal Navy, también se produjo la serie “S” de submarinos de medio desplazamiento. Junto con las nuevas centrales de cálculo electromecánico, antecedente del ordenador de cálculo de tiro y las espoletas magnéticas, los avances técnicos se sucedieron a un ritmo cada vez mayor. Los franceses construirían una gran flota submarina, pero que no tendría oportunidad de demostrar sus capacidades. Como comentario, su limite de inmersión estaba fijado en 90 metros. Norteamericanos y japoneses proseguirían el desarrollo del submarino oceánico de crucero, que en el caso de los primeros les llevaría a la magnífica serie “Gato”. Pero aún no hemos hablado de Alemania...¿qué se estaba tramando allí?. El plan Z proponía disponer de una flota de 249 submarinos para 1946 y, de momento, se proponía concentrarse en tres tipos: uno costero que serviría de escuela (el tipo II, basado en el UBII de la Primera Guerra Mundial), uno de alta mar y de fácil producción en serie (el tipo VII, basado en el UBIII de 1918, vía la clase Vetehien finlandesa) y el tipo oceánico (el tipo I, que posteriormente desembocaría en el IX). Como empleo estratégico estaría la guerra al comercio marítimo, con el objetivo de hundir más barcos que los que el enemigo pudiese producir. El empleo táctico se basaría en las ideas de Bauer, ataque en superficie de noche por manadas de lobos sobre los previsibles convoyes que formaría el enemigo.
Los rusos dispusieron de la mayor flota submarina del mundo, casi trescientas unidades que se demostrarían “useless” (inútiles) frente a sus germanicos enemigos. Un ejemplo de ellos fueron los “ShCh” de los que se construirían 90 ejemplares. Sus grandes éxitos, éxitos logrados al costo de 32 submarinos hundidos, serían el hundimiento del U144 en el Báltico y el de un petrolero en el Mar Negro. Cosas que pasan cuando usas tecnología italiana como base para tus diseños (me estoy refiriendo a la tecnología italiana de la época, que quede claro).
El único episodio militar reseñable de la época sería la Guerra Incivil Española, guerra en la cual la Armada de la República sería capaz únicamente de actuar como correo submarino cuando las comunicaciones con Cataluña se cortaron y el acoso de los submarinos italianos a la Flota roja, con puntuales intervenciones alemanas. Nada importante se dedujo de dicha guerra. Y llegó el mes de Septiembre de 1939, la Segunda Guerra Mundial
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juan de la cosa
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Y llegó la guerra...la guerra que daría origen al Reich de los Mil Años, la guerra que sólo un hombre quería...la Guerra. En realidad se originó por un error de cálculo, pues el proyecto era empezarla en 1946, cuando el Plan Z estuviese listo. Los astrólogos dijeron no, pero los pelotas dijeron sí. El 1 de Septiembre de 1939 empezó la fiesta otra vez. Hitler, que admiraba a sus “primos ingleses” no quería practicar de nuevo la guerra submarina, así que dió orden de limitarse a atacar navíos de guerra. Pero que si quieres arroz, Catalina...a los pocos días el U-30 hundió al buque de pasajeros Athenia, creándose la psicosis de que era una nueva guerra submarina. Inmediatamente el Führer dió orden de no atacar ni siquiera a los transportes de tropas, que era lo que el infeliz de Lemp creyó que atacaba, pero el daño, daño que los propagandistas aliados propalaron a los cuatro vientos, ya estaba hecho. Rápidamente los ingleses restablecieron el sistema de convoyes y se procedió al reparto de zonas de responsabilidad. Mediterráneo para los franceses, el Atlántico Sur a medias y el resto del mundo para Inglaterra. El Athenia también fue un precedente, era el primer buque mercante hundido en la guerra y el primer buque hundido, the shape of things to come. Rápidamente el Almirantazgo procedió a cubrir con submarinos toda la zona costera del Mar del Norte, mientras los franceses hacían lo propio contra Italia, cuyas directrices políticas se ignoraban. El primer buque alemán hundido sería el U-39, hundido mientras atacaba al Ark Royal, navío que se salvaría gracias a un defecto en las espoletas del alemán. Dicho defecto sería plenamente patente durante la campaña de Noruega y daría origen a un amargo comentario de Gunther Prien sobre que no se le podía enviar a combatir con armas de juguete. Pero hasta entonces eso se ignoraba en Alemania, que tenía plena fe en su armamento. El 17 de Septiembre el U-29 hundiría al Corageous, portaaviones de su graciosa majestad, cuando éste actuaba como lider de grupo antisubmarino, primera víctima. Pero hubo algo más en este hundimiento: el fin de la escuela de la caza activa de submarinos. El Corageous estaba realizando un experimento por el cual un portaaviones y su grupo de escolta “peinaban” una zona activamente y cazaban a todo submarino contenido en ella. A partir de entonces, y exceptuando un breve período en 1943 en el Golfo de Vizcaya, dicha escuela desaparecería. Incidentalmente también, muchos creyeron que el portaaviones estaba acabado, lo que hizo que se cancelaran las obras de los dos portaaviones franceses y del Graf Zepelin de la Kriegsmarine.
El 12 de octubre, el U-47 de Gunther Prien entraba en la historia al hundir en Scapa Flow, sede de la Flota Británica, al Royal Oak, acorazado de segunda clase. De los cuatro intentos que hubo en las dos guerras mundiales, éste fue el de mayor éxito. Prien moriría en la Batalla del Atlántico, pero al que interese, dejó escrito un libro de memorias narrando sus aventuras como marino en los siete mares (el Pacífico, el Atlántico y el Índico en velero, con dos cojones).
Pero nos hemos olvidado del Arma Submarina Inglesa ¿hicieron algo?. Pues sí señor, sí hicieron. El 4 de Diciembre el submarino clase “S” Salmon, al mando del capitán de corbeta Bickford hundía al primer submarino hundido por otro en dicho conflicto, en este caso estamos hablando del U-36. El 13 torpedeaba al Leipzig y al Nürnberg y con esto Bickford ganaba la D.S.O. (Distinguised Services Order). Ninguno de ambos buques, de los escasos buques de los que disponía Raeder, participaría en la Campaña de Noruega. Para finalizar el año, el 28 de Diciembre, el U-30 le hacía una inocentada al Almirantazgo, averiando al acorazado Barham. Y así termina el Anno Domini MCMXXXIX, continuaremos.
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juan de la cosa
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Las operaciones de la campaña Noruega comenzaron el 2 de Abril de 1940. Debido al fallo de las espoletas de los torpedos, la participación de la U-bootwaffe sería irrelevante, excepto por la pérdida del U-64, primer navío perdido por ataque de aviación. Tampoco sería muy importante la aportación aliada. A la campaña de Noruega seguiría la Batalla de Francia, comenzada un 10 de Mayo del mismo año. En Julio ocurrirían cosas importantes. Fue entonces cuando se autorizó la cosntrucción de 25 submarinos al mes, en lugar de los cuatro mensuales que estaban estipulados. Asimismo, se dió orden de comenzar a atacar el tráfico inglés, comenzaba el “Glückliche zeit”: muchas presas, pocos escoltas, pero sir Winston era mucho sir Winston y los remedios ya estaban en camino. Como en la Primera Guerra Mundial, le habían dado tiempo a Inglaterra, concretamente casi un año. Y sir Winston, un viejo león, iba a aprovechar muy bien ese tiempo. Para empezar, había llegado al acuerdo “buques por bases” por el cual la Navy le cedía 50 viejos flush deck a cambio de bases en las Bermudas y el Caribe. Se había comenzado a recibir los patrulleros Ventura y los PBY. Pero no sería hasta Marzo del 43 que todo el peso vertido en la guerra antisubmarina haría efecto. Mientras tanto sólo se podía apretar los dientes y luchar. El retraso en dar la orden de atacar al tráfico mercante y en aumentar la producción de submarinos significó que, aunque muy efectivas, las “manadas de lobos” eran sumamente escasas. La técnica era sencilla, se formaba una barrera móvil de 6 u 8 submarinos y se aguardaba al primer contacto. Una vez establecido, se procedía a maniobrar en superficie hasta situarse frente al convoy. Cuando la noche llegaba, atacaban en superficie, el número mínimo era de 3 ó 4 submarinos. Cuando los agobiados escoltas aparecían, nuestros lobos se sumergían y así terminaba la historia. Había un programa en marcha de construcción naval mercante y otro de escoltas, pero inicialmente los convoyes eran escoltados por uno o dos destructores o corbetas. En 1940, 1059 mercantes besarían el frío bentos. En 1941 serían 875 con 3.295.090 toneladas. En 1942 estaríamos hablando de 1172 (6.150.340 toneladas) y hasta mayo de 1943 hablamos de 264 buques (1.516.658 tons.). En 1941 había operativos 22 U-boote, que serían 212 en Enero de 1943. Era la verdadera Batalla de Inglaterra, batalla que, una vez más, ganaría la Union Jack. En Julio de 1940 los alemanes introdujeron el torpedo eléctrico G7 sin estela, que sería seguido por el acústico autobuscador FAT, un antiescoltas, a principios de 1943. Ambos bandos incorporarían el radar y mejorarían las prestaciones de sus equipos. Los Aliados desarrollarían la técnica de lanzamiento de 14 cargas simultáneamente, añadirían los Hedgehog, lanzacohetes antisubmarinos y los equipos Huff-duff (HF-DF) de localización de emisiones de radio. Era una guerra sin cuartel. Desde su puesto de mando en Kérnevel, el BdU, Doenitz, guiaría a sus hombres a la batalla. Dichos hombres zarparían de Lorient, Saint-Nazaire, Burdeos y La Pallice, en un Golfo de Vizcaya dominado por la RAF. Éstos son los mimbres del cesto. La historia más o menos, es la siguiente: en Julio de 1940 se dió la autorización para proceder a la guerra submarina sin cuartel y al inicio de un programa de construcción masivo de submarinos. Se procedió a trasladar a los submarinos a sus nuevas bases. Aquí interviene la parte cómica de la historia con los italianso. Dichas criaturas, que sabían que la guerra submarina se hace en el mar (poco más), pretendieron colaborar con los alemanes enviando todos sus submarinos oceánicos a Burdeos (Betasom- 30 sumergibles). En 243 días, a partir de 4 de Septiembre de 1940 hundieron...un buque. Visto el éxito se procedió a darles más entrenamiento, modificar los submarinos (minuto y medio para sumergirse- tipo VII alemán 30 segundos) y darles la función de exploradores. Nuevamente fracasarían. Finalmente,desesperado por los 30 gorrones que tenía ocupando espacio en Burdeos, Doenitz los mandó lo más lejos que pudo, concretamente al Atlántico Central, donde hundirían 101 (bueno 100 buques y el de los 243 días) mercantes. La técnica no falla jamás, fallan los técnicos. Bueno, volvamos a las cosas serias. En los dos primeros meses de 1941, Gran Bretaña perdería 150 buques por los esfuerzos combinados de las minas, los tipo VII y los Condor. En Marzo ocurriría un pequeño milagro, al ser hundidos tres ases de los submarinos: Prien, Kretschmer y Schepke, pero para entonces faltaban 3.440.772 toneladas en el tonelaje de la Merchant Navy. Fue entonces cuando llegaron los 50 “flush deck” a Gran Bretaña, pero nada bajaba aún de las gradas y la situación era crítica. Rápidamente se prepararon los primeros buques MAC y CAM, que proporcionarían cierta capacidad de ataque a media distancia a los convoyes. El 9 de Mayo de 1941 hubo un golpe de suerte, al ser capturada la máquina Enigma del U-110 mientras éste se hundía en el Atlántico. Desde entonces y hasta el cambio de claves, en 1942, el Almirantazgo llevaría las de ganar en el tema de la inteligencia. Si en 1941 se hubiesen dispuesto de los más de 200 submarinos disponibles a fines de 1942, otro gallo hubiera cantado para los Ingleses. El 18 de Abril, los EEUU se apuntaban a la fiesta, fijando la zona protegida por la Navy hasta el meridiano 30º Oeste e iniciando una guerra de nervios con los U-boote. A dicha guerra no responderían los alemanes, pues Hitler dió orden de no crear problemas hasta que la campaña de Rusia estuviese concluida. Claro que habría incidentes, incidentes que culminarían con el hundimiento del Reuben James por el U-552 un 31 de Octubre de 1942 mientras éste protegía el convoy británico HX156. Entonces se dió orden de desplazar submarinos al Mediterráneo en vista de la eficacia de los sommergibili italianos en el susodicho Mare Nostrum y la tensión bajó. Los norteamericanos no podían hacer más, excepto declarar la guerra y los alemanes bajaron bastante la presión en el Atlántico. Y entonces llegó Pearl Harbour.
Con el ataque japonés del 7 de Diciembre, la Segunda Guerra Mundial se convertía verdaderamente en mundial. El 11 de Diciembre, el Führer daba orden de declarar la guerra a Estados Unidos, empezaba el segundo “Glückliche Zeit”.
Los norteamericanos pensaban que la guerra jamás llegaría a sus costas, así que no habían organizado la defensa. Cuando los primeros lobos llegaron, fue la debâcle. En Enero cayeron 25 con 185.585 toneladas, les seguirían más.
Dado que el Atlántico Norte se ponía peligroso, el BdU dió orden de explorar nuevos mundos, concretamente Cabo Verde, Freetown, las costas de Brasil y procedió a enviar (Grupo Monzón) submarinos a Penang, en Malasia. Aún así, la nueva seguridad en las comunicaciones permitiría aumentar el porcentaje de convoyes interceptados del 12 al 34%. La situación en Whitehall se percibía como grave. Hasta Marzo de 1943, aún empeoraría.
Y llegó 1943...y con él un terrible temporal que barrió el Atlántico Norte. Los submarinos, en número de 60, no podían atacar sus blancos. Cuando el temporal cesó, una espesa niebla se cernió sobre las aguas. A través de dicha niebla los submarinos estaban ciegos, los lobos grises no podían atacar. Sus detectores pasivos Metox no detectaban ninguna señal, señal que sí captaban los radares en banda S con los que se acababa de dotar a los escoltas. Para empeorar las cosas, los grupos Hunter-killer acababan de hacer su aparición, junto con los Liberator, las bases en las Azores y ¡oh sorpresa! Las sonoboyas y el primer torpedo antisubmarino, el Mk.10. Doenitz acababa de hacer entrar en servicio otro torpedo antiescolta, el T5 “Zaunkönig”, pero llegaban para él las horas más amargas. Entre el 21 de Marzo y el 28 de Mayo, 33 convoyes atravesarían el Atlántico. Frente a ellos habría 398 lobos grises. Sin embargo, los Aliados habían cambiado el cifrado y sólo 14 convoyes sufrirían ataques a cargo de 42 submarinos. Al costo de 29 lobos hundidos y 25 averiados, hundirían 43 buques. La marea había cambiado de sentido. Los grupos Hunter-killer y los Liberator habían cambiado el rumbo de los acontecimientos. Doenitz tuvo que darse por vencido y dió orden de cambiar de zona operativa. Ahora, el Atlántico central. Pero ya no era lo mismo, los Liberator empezarían a operar en las Azores a finales de año. Finalmente, Doenitz daría orden de disminuir las operaciones. Paradójicamente, cada mes bajaban la grada 20 submarinos. Pero ya era tarde, la única esperanza eran los “Elektroboote”, los tipos XXI y XXIII. El año terminaría con 352 buques hundidos. A los peligros de los Hunter-killer y los Liberator se añadieron las minas. En Octubre de 1943 se realizarían los primeros experimentos operativos con el Snorkel. En Junio de 1944 llegaría la invasión y los submarinos, con Snorkel y sin él, saldrían a defender las costas. Hundirían dos escoltas y un LST a cambio de 9 hundidos, 3 averiados y 13 que volverían a puerto antes de tiempo. La nueva zona operativa sería el mar de Irlanda, donde el asdic no era tan eficaz y las patrullas aéreas eran menores. Total: 14 mercantes-55 submarinos. Estaban a punto de entrar en servicio los nuevos tipos, en Diciembre de 1944, 60 tipo XXI y 30 del tipo XXIII estaban en situación de alistamiento, de un total de 455 submarinos en servicio. Pero el tiempo se acababa, los rusos amenzaban la zona de adiestramiento y los Anglosajones se acercaban desde el Oeste. El 25 de Febrero de 1945 un tipo XXIII, el U-2322 hundiría un mercante en el nordeste de Gran Bretaña, pero tres meses después, un 4 de Mayo, llegaría la orden de rendición. El sueño de Doenitz tocaba a su fin. Una vez más, un viejo león había vencido a la orgullosa águila alemana. Los submarinos recibirían la orden de acudir a los puertos de desarme enarbolando la bandera negra, la bandera de los piratas. Un triste fin.
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juan de la cosa
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La guerra submarina en el Pacífico constituye el triunfo de la táctica de la manada de lobos. Al igual que en el Atlántico, se trataba de una guerra de “producción” industrial en la cual los astilleros produccían barcos y los submarinos “producían” hundimientos. Antes de hacer un breve resumen de la guerra en dicho mar, es preciso prestar atención a las diferentes concepciones de ambos contendientes. Los norteamericanos consideraron la guerra submarina según una concepción imitada de la alemana, esto es, guerra a las líneas de comunicación. Por contra, los japoneses, influidos por la tradición del Bushido, en la cual el combate es con las fuerzas armadas adversarias, orientando en ese sentido la guerra submarina e, influidos por el pensamiento de “cree el ladrón que todos son de su condición” minusvaloraron la protección del tráfico. El primer convoy japonés no tuvo lugar hasta el 10 de Abril de 1942, cuatro meses después de comenzada la guerra. Diez viejos destructores, dos torpederos y cinco cañoneros tenían que proteger el tráfico entre Singapur y Moji, 2.500 millas marinas de nada. Se constituyó un segundo grupo, compuesto éste por cuatro viejos destructores, dos torpederos y un cañonero para proteger el tráfico militar entre Yokosuka y Truk. Poco tiempo después, cuando los norteamericanos superaron el grave fallo de sus espoletas y sus torpedos MkXIII, iniciaron la guerra al tráfico. Pese a la que ya empezaba a caer, hasta Junio de 1943 no se autorizó la construcción de 40 destructores de escolta, la clase “Matsu” y no sería hasta Noviembre del mismo año que se crearía un mando unificado de escoltas, con sólo 50 unidades de escolta y cuatro portaaviones, que no entrarían en servicio hasta Julio de 1944. De todas formas, dichos portaaviones no servirían de nada, dado que se les asignaban los pilotos novatos y cuando éstos estaban ya formados se les desviaba a la flota de batalla, con lo que su efectividad fue nula y todos ellos serían hundidos antes de que acabara el año. Desesperados, los japoneses decidieron repetir la estrategia norteamericana de 1918 tendiendo amplios campos de minas complementados con radares y aviones de patrulla. Pero, el gran pero fue que para cuando los artefactos estuvieron construidos, sólo había cuatro minadores disponibles y la guerra iba en contra de Japón. Dió tiempo a tender algunos barrajes en el mar de China Oriental y en el Estrecho de Formosa. Tras múltiples discusiones, se dió el aprobado al inicio de un sistema de convoyes en marzo de 1944. Pero había un grave dilema: había tan pocos mercantes disponibles y la necesidad de sus cargamentos era tanta, que se prefería que navegaran independientemente de forma que la carga llegase antes. Frente a éste panorama, equipados con radar de 6.000 metros de alcance, equipos de radio VHF que facilitaban la Rudeltaktik, sonar y centrales electromecánicas de cálculo de lanzamiento, los 288 submarinos norteamericanos hundirían 4.780.000 toneladas de mercantes (1.113 buques) y un tercio de la flota de combate de la Armada Imperial (Kongo, Shinano, Kako...). ¿El coste? 55 submarinos hundidos. En el otro lado de la moneda, las largas líneas de comunicaciones entre California y el frente jamás serían molestadas y para el final de la guerra el Arma Submarina de la Rengo Kantai había cesado prácticamente de existir Sus grandes éxitos fueron el hundimiento del Yorktown, el Wasp y el crucero Indianapolis, su último gran éxito, cuando volvía de entregar la segunda bomba atómica en Tinian. Súmese a esto la campaña de minado de los B-29 a finales de 1944, y el tráfico marítimo japonés pudo darse por estrangulado. Y con esto, la guerra terminó para Japón, la doctrina del Bushido en la era de las guerras entre conglomerados industriales demostró ser un sinsentido.
Yo soy partidario de dar un tono épico o bien humoristico a mis relatos, pero la destrucción con principios industriales de las flotas mercantes, tal y como fue en el Atlántico y el Pacífico no da para más, otra cosa es ¡cómo no! Con mis queridos italianos. Pese a disponer de 115 submarinos al principio de la guerra, el magnífico diseño Bernardis hace mis delicias. El submarino italiano típico tardaba minuto y medio en sumergirse (torretas enormes), disponía de poca resistencia estructural (hay fuertes sospechas de que robaron diseños franceses y de que “suicidaron” al diseñador de la serie “F” por hacer las cosas bien) y, para rematar la película, no disponían de central de cálculo de tiro (era a “ojimetro”). Súmese a eso que, cuando lanzaban un torpedo, una enorme burbuja aparecía en la superficie facilitando la localización del infortunado. A todo lo cual hay que añadir diseños oceánicos y unos magníficos torpedos, pero de escasa producción. Hubo que rebajar las torretas, inventar el dispositivo “senza bolla” para disminuir o evitar la aparición de la burbuja y hacer todo tipo de brujerías a la flota del Duce. La mejor sería la serie de submarinos de submarinos “Perla”, unos Bernardis que al final salieron bien. Ya he mencionado la magnífica aportación de 30 gandules al esfuerzo de guerra alemán en el Atlántico. Entre el Asdic y los patrulleros navales, el esfuerzo italiano sería estéril pero divertido, lástima que en la guerra muera gente la verdad. Por contra, sería en el Mediterráneo donde Wanklin ganaría la cruz Victoria y donde la Submarine Arm ganaría sus laureles. A un gran costo, eso sí, dado que al principio se trató de submarinos clases “O” y “P” que fueron un gozoso descubrimiento para el Arma de Destructores italiana. Pero pronto los submarinos de Haifa, Alejandría y Malta estrangularían el esfuerzo italiano. Pero, pensándolo bien, ¿qué te esperas de gente que tiene una dispersión entre salvas superior a 500 metros, por fallo de la logística?. Y con esto, amiguitos, termina la Segunda Guerra Mundial o la guerra industrial masiva llevada a su extremo. Ahora comienza la Guerra Fría donde el átomo, las células de combustible y los SSBN dictarían su ley.
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