Ayoub EL KHAZZANI ACCHOUD

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kilo009
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Ayoub EL KHAZZANI ACCHOUD

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El terrorista que se vestía de vaquero

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Dejó la escuela con 11 años para ser 'raterillo' en Ceuta y traficante en Lavapiés. Aférrate a Alá, le rogaron sus padres. Y Ayoub acabó sembrando el pánico en un tren en Francia

Dijo que iba a atracar el tren por hambre pero viajaba en primera clase, armado con un fusil de asalto y una pistola que, asegura, se encontró en la calle

Solía mentir hasta sobre su equipo de fútbol preferido

Esta es la historia del embustero y de cómo se convirtió en la vergüenza de la familia El Khazzani

MARTÍN MUCHA

Ayoub El Khazzani Acchoud parece levitar, entre cuerpos, en el andén de Arras (norte de Francia). Efecto óptico. Le sostienen de los pies un policía y, del torso, otros dos agentes. Tiene esposas en brazos y piernas. Está descalzado. Lo llevan así, sin tocar el suelo. Están estupefactos. Ayoub, quien se hizo delincuente, traficante y terrorista entre Madrid, Ceuta y Algeciras, había planeado dejar vacíos los cargadores de su fusil AKM, variante moderna del Kalashnikov. Todos los indicios apuntan a que iba a utilizar las 270 balas que cargaba y después prenderle fuego al tren con 554 pasajeros. Un atentado planificado con minuciosidad, billete de primera clase incluido para despistar. Felizmente, un puñado de héroes detuvieron al terrorista... A un tipo tan pendular y mentiroso que se podía vestir de vaquero y después con chilaba. O decir a unos que era forofo del Real Madrid y a otros del Barcelona. Uno de los 700 regresados de Siria a Europa por los que en España hay alerta terrorista de nivel cuatro. O riesgo grave de atentado.

Hijo del chatarrero Mohamed El Khazzani con Zahara Acchoud, Ayoub nace, en Tetúan, el 3 de septiembre de 1989. En Marruecos, el rebelde Ayoub abandona la escuela en Primaria, con 11 años. En su tierra le recuerdan como un raterillo que de vez en cuando ayudaba a su madre con trabajos esporádicos. Muy aficionado al fútbol, llegaría a jugar descalzo en terrales que hacían de improvisados campos de peloteo. Pero el deporte no le ayuda a librarse de las malas compañías. Así, buscando encarrilarle, Mohamed lo trae a Madrid el año en que cumple la mayoría de edad.

La reagrupación familiar resulta un fracaso. Es doloroso para el buen Mohamed, quien lleva una década luchando por sacar a los suyos adelante. Trabajó en el campo en Benalahuría (Málaga). Tras varios empleos esporádicos, de sur a norte, el padre del terrorista llegó a la periferia de la capital. Estuvo a punto de ser expulsado, en 2004, cuando en un control policial en Torrejón de Ardoz descubrieron que no tenía la documentación en regla. Para su fortuna, un año después se aprobó la ley de regularización para los inmigrantes. Mohamed fue uno de los 691.655 extranjeros que obtuvieron permiso de residencia. Siguió con su espíritu nómada. Estuvo empadronado en Mejorada del Campo, Velilla de San Antonio y después en Lavapiés, ya en el centro de Madrid. Logra reunir a sus seis hijos y su mujer en 2007.

En Lavapiés, barrio multicultural por excelencia, en lugar de integrarse, Ayoub elige el dinero rápido. Las excusas familiares y las suyas propias son que no logra encontrar trabajo... Patrañas. El raterillo de Tetuán pasa a ser un delincuente con antecedentes. Comienza a trapichear con maría y hachís. Tras un año en España, ya es también consumidor, para desesperación de sus padres. Pero le defienden. Cuando sus vecinos les cuentan las tropelías de Ayoub, le excusan.

La primera foto de su prontuario se la toman con 20 años, en 2009. No es un barbudo. Se le ven los labios gruesos, nariz ancha, cabellos bien cortados... Y una mirada perdida. Es excesivamente descarado. Las dos veces que lo cazan vendiendo droga -incluyendo a menores-, en mayo y diciembre de ese mismo año, es en el mismo lugar, la plaza de Agustín Lara, en Lavapiés, a 210 metros de su casa familiar de la calle Cabestreros. Le liberan, a espera de juicio, tras pagar una multa ridícula de 3.000 euros. Se convierte ya en la vergüenza de los El Khazzani. Los policías locales cada vez que Ayoub pisa la calle dan parte por los walkie talkies.

Deciden mudarse lejos. Destino Algeciras, Cádiz. Los padres le recomiendan a Ayoub que se aferre a Alá, que eso le ayudaría. El chico que apenas había pisado mezquita se convertirá en fanático. Y sin dejar su faceta de camello.

(Recordando ese momento, Mohamed -en conversación con EL MUNDO- lo defiende: "Nunca tuvo o trajo drogas... Es muy religioso, no fuma ni tampoco bebe alcohol. Amaba pescar y jugar al fútbol... Un buen chico". Se autoengaña o miente. Como su hijo).
En la ciudad gaditana toman un piso humilde, con muchas carencias y que había sido embargado por el banco al anterior propietario. Se ubica en la Torre 1 de la calle Federico García Lorca, quinta planta. Queda en el barrio de El Saladillo, un polvorín donde hay varios agentes infiltrados.

En 2012, perseguido por sus delitos de droga, cae en Ceuta. Es 17 de septiembre, 17.30 de la tarde, frontera de El Tarajal. Le reclama un juzgado madrileño. Sorprende su cambio de aspecto. Del chico lampiño de la foto que tienen los policías al que tienen delante, con tupida barba y atuendo religioso.

Desde entonces los servicios secretos españoles no descuidan a Ayoub. Muy especialmente cuando descubren que se había radicalizado tras visitas a mezquitas fanáticas en Algeciras y Ceuta, donde habría tomado contacto con líderes yihadistas. Es en el barrio ceutí de El Príncipe donde habría sellado el pacto para unirse a una facción del Estado Islámico (incluso nos filtran que se estaría investigando si Ayoub tiene nexos con el grupo de Abdeladim Achriaa, detenido en San Martín de la Vega, Madrid, el martes de esta semana, por captar soldados para la guerra siria junto a otros 14 en Marruecos).

Se incluye sus nombres y apellidos en la base de datos de las investigaciones sobre terrorismo. Todo movimiento suyo es controlado. A mediados de 2013, la Policía Nacional lo atrapa -de nuevo- por comerciar con chocolate. Mas no sólo por drogas es condenado. Después de pasar unos meses en prisión, de octubre a noviembre de ese año, pasa 40 días de trabajos comunitarios por un delito contra la seguridad vial. Paga su pena en el Centro de Inserción Social Manuel Montesinos Molina de Algeciras.

Sus viajes entre Marruecos y España se hacen más frecuentes. Hasta que decide partir... Antes, sus nexos con el tráfico de drogas se habían roto. Se habla de que, hasta entonces, trabaja de chatarrero como papá, en la obra, de pintor de brocha gorda, vendedor de tarjetas de móviles prepago e incluso ejerce como pescadero... Su conversión a salafista es un proceso largo y plagado de sombras. Se habría gestado en la mezquita Taqwa, la más extrema de la ciudad gaditana, a la que Ayoub suele acudir cinco veces al día. Donde también va su padre.

Desde febrero de 2014 se considera a Ayoub una amenaza potencial, una bomba de tiempo, por los servicios secretos españoles. Es cuando se lanza a ir a Francia. Le advierten a sus homólogos galos de su partida. Los controles franceses, más laxos, calificaron el caso de El Khazzani con un S3, nivel de seguridad 3, que no implica seguimiento, sólo una alerta por si se detecta su ingreso por cualquier frontera. Las propias autoridades francesas han reconocido que nunca le hicieron un control especial.

Desde ese momento todo parece estratégicamente planificado para burlar los controles europeos. Consciente de que está fichado, decide moverse por trenes. Antes de su salida de Algeciras consigue un contrato con la empresa Lycamobile para ir a París. Este operador virtual de móviles, como es habitual en España también, suele vender sus productos en estaciones de metro y trenes. La multinacional trabaja en Europa en Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Francia, Holanda, Irlanda, Italia, Noruega, Polonia, Portugal, Reino Unido, Suecia y Suiza. La excusa perfecta para no despertar sospechas. Ayoub, entre febrero de 2014 y el fallido atentado a los trenes Thaniz, del 21 agosto de 2015, estuvo en cinco de estos 15 países. También Andorra y Turquía. Y hay sospechas fundadas de que partió a combate y entrenamiento a Siria, a territorios controlados por el IS. Unicamente un par de meses trabaja para Lycamobile en París.

(Según han confirmado fuentes policiales a Crónica los padres tienen toda la documentación en regla para estar en nuestro país, al igual que la mayoría de sus hijos. Sólo Imran, el hermano que siempre estaba con Ayoub, quien tiene un gran conocimiento de la religión musulmana y también era seguido por la Policía, fue expulsado por estar en situación ilegal. Dos de las tres hermanas están en Bélgica, aunque de vez en cuando visitan a los padres, que siguen en la ciudad junto a dos de sus hijos. A Ayoub el permiso de residencia le caducó este año)
Su plan

Cuando, en abril de 2014, la compañía de móviles le despide por no tener los papeles en regla, el terrorista se desplaza a Bruselas. A 200 metros de la casa de su hermana queda la mezquita Luqman. Varios vecinos le han reconocido tras aparecer la foto de El Khazzani en periódicos de todo el planeta. "Iba cinco veces al día", señalan. Es su costumbre. Los investigadores belgas apuntan a que buena parte de la logística del atentado fallido se gesta en este país. Sólo Imran El Khazzani, otro hermano de Ayoub le defiende. "Trabajaba en un mercado... Creo que se pudo volver loco", declara. Otro embuste.

La logística del atentado, armas y municiones, se habría preparado allí. Como ocurrió con el atentado a la revista francesa Charlie Hebdo, a principios de año. Los hermanos Kouachi, consiguieron sus fusiles de asalto en Bruselas, a través de Amedy Coulibaly, quien atentó contra a un supermercado judío de París: 17 muertos en total. Nada comparado a la masacre que prepara Ayoub para el tren entre Amsterdam y París. Curiosamente, tras las matanzas citadas en su perfil de Facebook celebraba con acusaciones a "Occidente por ser una civilización terrorista y criminal...". En su delirio añade "acuso a judíos y cristianos de ser culpables del terrorismo". Y ninguna alarma se activa...

Hasta mayo de 2015 cuando usa transporte aéreo. Se registra un billete a su nombre en la aerolínea Germanwings desde Berlín con destino Estambul. De Turquía a territorios del IS. A recibir entrenamiento y preparar el atentado, apuntan las pesquisas. La inteligencia germana activa sus protocolos de alerta cuando vuelve a su territorio... Se comunican con las distintas agencias de seguridad comunitarias involucradas.

Sin embargo, hasta el viernes 21 de agosto se le pierde la pista. En ese lapso, la familia El Khazzani señala que sólo tuvo una llamada, un mes antes, que Ayoub realizó a Zahara, su madre. Ella sigue defendiendo su inocencia.

El viernes 21 de agosto a pocos días de cumplir 26 años, pretende culminar su misión. No hay billetes. Insiste en las taquillas de la estación Bruselas-Midi, cerca de un mercado ilegal de armas. Paga en efectivo un billete de primera clase: 149 euros (otra mentira, en su declaración posterior afirma que "no tenía dinero... que iba a asaltar el tren porque tenía hambre", la misma versión que sus padres). Sube a su vagón -que había partido de Amsterdam a las 15.17 horas- a las 17.13.

Antes de actuar, se detiene a ver un vídeo en uno de sus dos teléfonos móviles. Escucha un nashid, cántico que impulsa a los guerreros del IS. "El amanecer ha llegado, aguarda una victoria clara", dice uno de los más populares. Se dirige al baño con una maleta. Dentro monta, con distintas piezas, un AKM de calibre 7.62. Carga nueve cargadores con 270 balas, una pistola automática modelo Luger M80, un martillo y medio litro de gasolina (más triquiñuelas, dice que los encontró "tirados en una maleta").

Al verlo salir con el fusil de asalto se suceden los que intentan detenerle: Mark, Spencer, Alek, Anthony, Chris... Un profesor de inglés, dos militares, un estudiante, un empresario... Arriesgan sus vidas. Son heridos de bala unos, por cortes otros. Ayoub El Khazzani se defiende. Contraataca. Los pasajeros rompen las ventanas para escapar. Los valientes golpean al terrorista hasta dejarle inconsciente. Alek se explica: "Hicimos lo que debíamos. O sales corriendo o peleas. Elegimos pelear. Tuvimos suerte y no morimos". Chris: "Hemos visto demasiados atentados para saber que matan a todos unos cuando empiezan"...

Ayoub El Khazzani sale de la estación de Arras. Cargado en vilo. Sin calzado. Vuelve a presentarse así en el Palacio de Justicia de París, el martes. De disfrazarse de vaquero y beber alcohol, al mentiroso terrorista descalzo.
http://www.elmundo.es/cronica/2015/08/3 ... b456f.html
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