EL VECINO DEL NORTE
Marruecos vuelve a la carga. Distintos medios de comunicación informan hoy de varias actuaciones
de ciudadanos marroquíes contra España llevadas a cabo en la ciudad de Melilla. El pasado día 5, el
alcalde de la localidad de Beni-Enzar, acompañado de un grupo de acólitos, se presentó en los
manantiales de Trara y Yasinen, que surten de agua del monte Gurugú a Melilla, intentando hacerse
con el control del complejo de suministro. Dicha agua se utiliza principalmente para las fuentes
públicas dado que las tuberías que la trasladan desde el Gurugú a los manantiales aparecen rotas
bastante a menudo, por lo que no está garantizada su calidad para el consumo. Algunas
informaciones dicen que el alcalde marroquí se hizo con el control de las instalaciones y amenaza
con cortar el agua próximamente, en respuesta a la declaración del Congreso español lamentando la
violencia producida durante el desmantelamiento del campamento saharaui.
El alcalde de Beni Enzar, Yahyia Yahyia, que además es senador, fue condenado hace dos años por un
juzgado de Melilla a quince meses de cárcel y multa de 800 euros por atentados contra agentes de la
autoridad. Desde entonces no ha vuelto a entrar en la ciudad.
Ayer, un grupo de jóvenes marroquíes se congregaron en la plaza de España en Melilla con banderas
marroquíes y el retrato del rey Mohamed VI, exigiendo con pancartas la devolución de la ciudad. Se
hicieron unas fotografías y se disolvieron, pero la agencia oficial de prensa de Marruecos anunció
que habían sido disueltos por la Policía. Esta agencia es la misma que se inventó no hace mucho que
habíamos matado a un ciudadano marroquí de un disparo. Todavía no han rectificado. Los saharauis
que hacen esto mismo en el Aaiún con sus banderas son detenidos y encarcelados.
Y viene todo esto a cuento, siendo asuntos de un ámbito que excede nuestra responsabilidad como
organización sindical profesional (aunque nos afecta, y mucho, como españoles), porque lo que no
ha dicho todavía ningún medio de comunicación es que el lunes y el martes pasado, o sea hasta ayer,
un grupo de activistas marroquíes se colocó en la línea fronteriza (despreciando, otra vez, el
territorio internacional), con unos potentes bafles que estuvieron durante muchas horas emitiendo
sonido a un volumen perjudicial para la salud, provocando ayer la baja de un compañero del puesto
fronterizo con una fuerte jaqueca. Hoy nos han concedido descanso.
Sabemos que una exposición a un ruido por encima de lo admisible, durante un largo periodo de
tiempo, es una agresión física que se utiliza por algunos ejércitos y policías de dictaduras como
tortura. Y que puede provocar paranoia, pérdida momentánea de la capacidad de raciocinio,
desorientación, y hasta, en el último extremo, arrebatos de locura. Estamos por lo tanto ante una
agresión física intolerable y a la que los responsables políticos y policiales de Melilla tienen que
poner fin ya y sin paños calientes.
Ayer por la mañana (día 7) dado que todo el día anterior habían soportado los miembros del CNP en
el control de documentos el ruido ensordecedor, los sindicatos SUP, UFP, CEP y SPP solicitaron una
entrevista urgente con el jefe superior de Policía, que a fecha de hoy (día 8) por la tarde no ha tenido
aún respuesta. Ni a los sindicatos, ni a las agresiones contra el personal de control del puesto
Sindicato Unificado de Policía__________________________________________________
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fronterizo ha dado respuesta el jefe superior. Los sindicatos en Melilla, si se responde con el silencio
y el desprecio, van a decidir qué hacen y tal vez decidan medidas de presión.
El delegado del Gobierno en Melilla y el jefe superior de Policía son los principales responsables, por
haber adoptado decisiones logísticas que han facilitado el trabajo a los activistas marroquíes, de lo
que aconteció con las compañeras en el mes de agosto pasado y de lo que ha pasado estos dos días,
con la agresión física que supone tener que trabajar con un ruido insoportable. (La música que
emiten son canciones de la marcha verde cuando ocuparon el Sáhara y discursos con amenazas,
además de volver a realizar fotografías a los compañeros/as que allí trabajan).
Y son responsables porque a principios de este año decidieron, por razones nunca bien explicadas,
que el control documental fronterizo, que se encontraba unos 70 metros dentro del territorio
español traspasada nuestra línea fronteriza (antes vendrían unos cientos de metros de área
internacional, que ya no existe porque se la han “comido” los marroquíes y la frontera de
Marruecos), fue desplazado esos setenta metros hasta colocarla anexa, en el mismo límite de la línea
fronteriza, facilitando así que desde esa tierra internacional que ahora ya es de Marruecos se
puedan adoptar todo este tipo de amenazas y agresiones contra nosotros. Bastaría con devolver el
control donde estaba, y si se necesita espacio para registrar vehículos u otro menester que sean esas
funciones las que se hagan a pie de frontera, o más adentro de nuestro territorio, para impedir
hechos como los que están ocurriendo.
Nosotros somos conscientes de la complejidad del asunto de las relaciones con Marruecos. La
dinastía alauí tiene el apoyo de Estados Unidos y Francia porque garantiza un freno al expansionismo
terrorista yihadísta. Son poderosos aliados. Los aliados y el terrorismo islamista también condicionan
la política de España. Tenemos otros contenciosos como la pesca, el Sáhara o la inmigración ilegal.
Gracias a los papeles de WikiLeads, sabemos también la consideración que dan los diplomáticos
estadounidenses al rey Mohamed VI, al que señalan como preocupado por su fortuna más que por
los intereses de su país (dato a tener en cuenta por lo que puede significar de falta de sentido de
Estado del rey vecino); y no vamos a remontarnos al islote de perejil ni a la falta de información (a
las “antenas durmientes” que estuvieron dormidas) sobre los atentados del 11-M (¿de verdad no
tuvieron ni un “soplo” los servicios secretos marroquíes?); sabemos todo eso pero nosotros tenemos
una obligación: defender las condiciones de trabajo de los miembros del CNP, y si se están
produciendo agresiones contra miembros de este Cuerpo mientras los mandos profesionales y los
responsables políticos miran para otro lado, no podemos permanecer callados cómplices de esa
dejación de responsabilidad de unos y otros. Que nadie nos pida mirar a otro lado mientras atacan a
nuestra gente. Los policías no somos controladores pero nadie nos va a tomar el pelo ni nos va a
usar como saco de los golpes del vecino del Sur, crecido porque el vecino del Norte está acogotado,
rendido, entregado, y no sabe defender ni la integridad física de los miembros de sus fuerzas de
seguridad. Buena vecindad sí gilipolladas no, porque te toman por el pito del sereno. Y eso es lo que
nos puede estar pasando a nosotros, a España, con Marruecos.
Si vuelve “la música” a la frontera, no se extrañen si miembros de los sindicatos policiales, dotados
de potentes bafles, se colocan junto a la delegación del Gobierno y la jefatura superior de Policía
para que los mandos responsables sepan el dolor de cabeza, la desorientación, el malestar físico que
provoca estar durante varias horas soportando muchos decibelios por encima de lo físicamente
tolerado por el organismo humano. A lo mejor así se dan por aludidos y adoptan alguna medida
como, por ejemplo, rectificar el error de ubicación del control documental en Beni Enzar.
Madrid, 8 de diciembre de 2010.
SECRETARÍA GENERAL