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El talibán que enviaba jóvenes a la muerte
El cabecilla de la trama desmantelada, Mustafá Maya, con antecedentes por drogas, colgó un escrito en el que defendía el maltrato a las mujeres
Pablo D. Almoguera15 de marzo de 2014
Las ideas extremistas de Mustafá Maya Amaya, cabecilla de la red yihadista desmantelada ahora, le colocaron bajo el foco de los Servicios de Información de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado a principios de la pasada década. Ello, después de protagonizar un incidente con la comunidad islámica de la Costa del Sol al propugnar un manifiesto protalibán.
Fue en octubre de 2001, un mes después del ataque terrorista a las Torres Gemelas de Nueva York, Maya Amaya ocupó ilegalmente la mezquita de San Agustín, en la capital malagueña, y colgó un escrito en el que defendía el trato vejatorio de los talibanes a las mujeres.
A favor del «burka»
El documento, titulado «Los talibanes y las mujeres», defendía el uso del «burka» y lo comparaba con complementos como las peinetas. La Asociación Islámica de Málaga denunció la ocupación de la mezquita y la Fiscalía abrió las correspondientes diligencias.
Maya cuenta con antecedentes por robo y tráfico de drogas que lo llevaron a la prisión de Alhaurín de la Torre. Allí parece que vio la luz y posteriormente se convirtió al Islam, como él mismo declaró. Hace ya unos años, los expertos antiterroristas advirtieron de que las prisiones, al menos en algunos casos, se habían convertido en un terreno abonado para el reclutamiento y adoctrinamiento de potenciales yihadistas entre la población reclusa de origen magrebí o subsahariano.
Así, se daba el caso de que ingresaban en la cárcel por delitos relacionados con la droga y allí caían en brazos de islamistas que cumplían condena por terrorismo. Los adoctrinaban y, una vez cumplida la condena, salían inmersos en un proceso de radicalización.
Mustafá Maya Amaya debió de ser uno de estos casos, aunque él es de nacionalidad española. Tras su tumultuosa estancia en la provincia malagueña, Mustafá Maya Amaya, que se desplaza en silla de ruedas, se trasladó a Melilla, donde ayer fue detenido en el marco de esta operación.
Mantiene el perfil de radical en su máxima expresión. Se ha dedicado desde hace años a rastrear páginas web yihadistas y de esta manera pudo ir contactando con jóvenes que las visitaban con gran frecuencia. Los reclutaba y tras la correspondiente selección, a los que le inspiraban más confianza les daba un contacto. Así los introducía en la red con destino a Siria y otras zonas en conflicto.
Mustafá Maya era muy conocido en Melilla por sus ideas radicales. Algunos testigos relataban ayer que protagonizó altercados en su barrio y también con otros integrantes de la comunidad musulmana.
