...y la traducción al español...
En el seno de la organización, ha sido esta última la que siempre ha acabado por imponerse, pero si lo ha hecho, ha sido porque ha encontrado en gran parte del pueblo vasco apoyo a sus acciones, sólo así se puede entender que haya sobrevivido durante más de 50 años. Todo manual de lucha contrainsurgente cita Mao Tse-Tung para explicar cómo y porque hay organizaciones que sobreviven en luchas desiguales contra fuerzas muy superiores: "el guerrillero debe moverse entre el pueblo como el pez en el agua". La cuestión es, pues, mantener o perder este soporte.
Euzkadi vivió en la década de los setenta, lo que en el resto de Europa se llamó "la fiebre de mayo del '68", una ola neo-revolucionaria que daría lugar a la aparición de organizaciones como la Baader -Meinhof en Alemania y Acción Directa en el estado francés, pero en unas condiciones muy diferentes. La presencia de una dictadura brutal y la lucha armada contra esta, convertían la mitología revolucionaria de los estudiantes franceses en un estado real de la vida y la política, al tiempo que el enmillarament en la independencia de Argelia, y el mito del Che Guevara , empujaban tanto independentistas como revolucionarios en una misma dirección: la revolución vasca. ETA se convirtió en una organización revolucionaria vasca que luchaba, a partes iguales, por la independencia y un socialismo difuso y nunca bien definido.
La llegada de la transición democrática supuso la necesidad de un desdoblamiento organizativo entre lo que tenía que hacer una organización armada y lo que correspondía a las masas. De ahí la escisión y posterior desaparición de ETA Político-Militar, pero también de ahí el surgimiento del Comandos Autónomos Anticapitalistas, un grupo más en sintonía con los movimientos de extrema izquierda europeos que con el viejo nacionalismo vasco. De la vorágine política de los setenta, a finales de la década siguiente sólo había sobrevivido una organización armada, ETA-Militar, que absorbió los restos de todas las demás y se hizo tanto con el apoyo del conglomerado llamado "izquierda abertzale", al tiempo que, como explica el histórico dirigente Jon Idígoras en sus memorias, se hizo con el control de esta donde tenía siempre la palabra final.
Pero si el fin del franquismo y la aparición de estructuras democráticas habían afectado gravemente la cohesión interna de la organización, y dividido los antiguos seguidores, otros acontecimientos históricos han ido dejando su huella de forma casi imperceptible, pero con una profundidad en la que, parece, que ahora ETA se enfrenta. La caída del muro de Berlín como escenificación del sistema soviético, no fueron bien leídos por los teóricos de la organización. Así, mientras la guerrilla salvadoreña del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional abandonaba la lucha armada, en una acción que siguieron otros grupos sudamericanos, la Organización para la Liberación de Palestina reconocía el estado de Israel y se sentaba a negociar con ellos, y el mismo Ejército Republicano Irlandés iniciaba el proceso de paz que continúa hoy, ETA se presentaba con posturas maximalistas ante los negociadores del estado español. A lo largo de la década de los ochenta, ETA pensaba que podía derrotar España con atentados, sin darse cuenta de que vivía en un mundo que cambiaba a gran velocidad. La caída de Sokoa primero, y la detención de la cúpula del grupo en 1992, habrían tenido que hacer reflexionar a los estrategas militares y los analistas políticos de ETA y su entorno político. Francia presionaba más y más la retaguardia de la organización, al tiempo que España se ponía al día en materia de lucha antiterrorista, pasando de la información obtenida a garrotazos, a utilizar alta tecnología de seguimiento por satélite, infiltración en el entorno, estudio de datos, comprensión del fenómeno, técnicas de investigación analíticas y físicas, que lo han acabado poniendo muy por delante de las capacidades operativas y organizativas de ETA hasta llevarla a un estado de derrota militar.
Es más, los atentados del once de septiembre de 2001 llevados a cabo por Al Qaeda contra Estados Unidos, y los sucesivos efectuados en Europa, especialmente el once de marzo de 2004 en Madrid y los del 7 de junio de 2005 en Londres, situaban a ETA en la tercera regional de la violencia armada. Sin apoyo internacional, sin capacidad operativa, en situación de derrota militar y frente a crisis políticas internas sobre la necesidad de la lucha armada, el ejecutivo español se atreve a atacar el entorno político de la organización y ilegaliza toda organización política y social de la izquierda abertzale, llegando al cierre de periódicos, un hecho inédito en la Europa occidental posterior a la segunda guerra mundial. Ante esta ofensiva, y en contra de lo que la propia ETA preveía, se produce un repliegue de su masa social, asustada y cansada por tantos años de lucha y el cúmulo de frustraciones que arrastra. Porque la manera en que ETA ha roto las treguas y las negociaciones con el estado, no han tenido nunca una explicación plausible. Especialmente duro fue la ruptura de la única tregua que había conseguido unir a todas los abertzales vascos, la de Lizarra-Garazi, en 1998, en que se culpó a los propios socios en ese proceso, el Partido Nacionalista Vasco, en un ejercicio de ceguera política y estupidez intelectual que, aún hoy, cuesta entender.
ETA creía que podía hacer como el IRA, es decir, demostrar al gobierno que le salía más rentable un mal pacto que una buena guerra, pero ni ha sido nunca capaz de detener los centros económicos y financieros españoles, como hizo el IRA con los británicos, ni ha estado dispuesta a iniciar procesos en los que la "real politik" marcara la pauta. Ni supo leer los cambios históricos, ni reconocer la propia debilidad, y mucho menos entender las necesidades de su propia gente. Hoy, ETA es un granito en la seguridad europea, y una pequeña llaga en la española que, además, tiende a desaparecer.
Todo esto nos ayuda a comprender el porqué de la declaración de tregua de ETA hecha pública ayer, pero aún hay más factores, muchos de los cuales parecen haber pasado por alto muchos de los analistas que hoy opinan sobre esta tregua. Leyendo la explicación del periodista de la BBC que recibió la cinta en que se anuncia la tregua, en la que este relata como esta le fue entregada, se puede encontrar mucho más sobre los motivos de esta, que en las farragosas análisis de supuestos expertos y analistas. Clive Myrie relata, en cuatro frases, las razones que el miembro de ETA le da para la tregua: 1 - los nacionalistas vascos están frustrados, 2 - las oportunidades de la creación de un estado vasco independiente son hoy tanto remotas como hace 50 años, 3 - los catalanes han conseguido más autonomía sin ejército, ni bombas, ni hombres armados, 4 - podría ser que, hoy, ETA esté obstaculizando la causa del nacionalismo vasco más que ayudando a él?; 5 - Los políticos de Madrid tienen una excusa para no permitir un referéndum de independencia, 6 - La excusa es la violencia de ETA. Entonces, ¿qué pasa si se le quita la excusa?
Toda una lección de la "real politik" que mencionábamos anteriormente. Y para remachar este clave, miramos qué dice en un artículo publicado hoy por el diario "La Gaceta", Rafael Vera, ex secretario de Estado para la Seguridad y condenado por el caso GAL: "Hace más de veinte años, Cuando me ocupaba (y preocupaba) de la lucha antiterrorista (...) me hicieron un comentario que me impresiona sobremanera. Mi interlocutor era un destacado pensador, que siempre ha presumida de serla, de gran influencia en la opinión pública conservadora, y con control directo sobre un gran medio de comunicación. El comentario, muy recalcada por su parte, venía a decir algo así: "Mientras existía ETA, el soberanismo vasco estará constreñida, y tendrá Muchas dificultades para crecer". "Es preferible que sea existiendo ETA, reduciendo su actividad al mínimo, como una herida que sangra poco, para que el sentimiento independentista se contenga ".
En Cataluña, el independentismo hacía tiempo que había dado cuenta de ello, ahora parece que ETA también lo ha entendido, bajo la presión de la masa social de la izquierda aberzale.
El proceso que queda por delante será lento. La izquierda aberzale quiere evitar toda escisión por pequeña que ésta pueda ser, mientras los poderes fácticos del estado, como el mismo Vera reconoce, no quieren la paz en Euzkadi. Además, ETA se enfrenta a los propios militantes revolucionarios de nueva planta, de los que ven en el régimen de Chávez en Venezuela como un camino a seguir, los que la simple independencia no conforma.
Desde Catalunya es desde donde mejor se puede colaborar en el fin de ETA, mediante la demostración política de la realidad de un independentismo democrático capaz de poner contra las cuerdas, mediante el uso de las libertades, a la Estado español. Somos, en tanto que país, un factor clave en este proceso, como lo son los agentes internacionales que participarán, pero ellos no tendrán que cubrirse las espaldas por si los sectores involucionistas deciden acabar con todo.