Publicado: 25 Mar 2008 00:06
ETA usaba informaciones de Egin para asesinar y marcar objetivos de la banda
Siempre se ha sospechado, que: Egin estaba al servicio de ETA. Su director y su subdirectora fueron nombrados tras reunirse en 1992 con el jefe del «aparato político» de la banda; su consejo de administración, formado por responsables de KAS, informaba y consultaban sus decisiones a la cúpula etarra.
El diario Egin estaba al servicio de ETA. Siempre se ha sospechado, ya es una verdad judicial que se sostiene con un enorme número de pruebas: su director, Xabier María Salutregui y su subdirectora, Teresa Toda, fueron nombrados tras reunirse en 1992 en Bidart (Francia) con el entonces jefe del «aparato político» de la banda, José Luis Álvarez Santacristina, «Txelis», que fue quien aprobó la decisión; su consejo de administración estaba formado por responsables de KAS que informaban puntualmente a la cúpula etarra de la marcha del diario, a la que además consultaban todas sus decisiones; contribuía a mantener la cohesión interna del mundo proetarra; coaccionaba e intimidaba a los no afines; hacía «pedagogía de la violencia», justificando los atentados para intentar convencer a los «tibios» de las bondades de la «lucha armada»; era utilizado para intercambiar mensajes entre los pistoleros y, además, su «equipo de investigación» era auténtico servicio de información de características similares a los de ETA y KAS y que obtenía datos que servían para cometer asesinatos y marcar objetivos.
Preparar la negociación
En 1991 el año en que la banda, para preparar un escenario de negociación con el Gobierno que debía ir precedido de una campaña de atentados y otra de presión social, decidió apoderarse de Egin y de su editora Orain para ponerlos a su servicio, «hasta el punto de convertirlos en un «cuarto frente», el mediático o informativo, complemento idóneo de los demás, y todos subordinados a las decisiones del comité ejecutivo de ETA».
Se produjo una reunión de tres días en un hotel de Bidart, que comenzó 21 de febrero de 1992 y a la que asistieron el consejero delegado del diario, los que serían luego nombrados director y subdirectora del rotativo y «Txelis». A la banda «le resultaba necesario supervisar la línea ideológica del periódico, para asegurarse de que ésta le era útil para alcanzar sus fines». «Para ello se estudiaron sistemas de contacto directo entre la dirección política de ETA y la dirección del diario Egin, manteniéndose también comunicaciones igualmente directas entre la organización terrorista y el consejo de administración de Orain recibidas a través de uno de sus vocales, Xabier Alegría Loinaz, responsable máximo de KAS y luego portavoz de dicha coordinadora». La plena subordinación de Egin a los terroristas queda así mismo comprobada por la documentación intervenida al sucesor de «Txelis» al frente del «aparato político», José María Dorronsoro.
Al margen de la línea editorial del periódico, al servicio de la banda, la sentencia da cuenta de otras funciones que hacía el rotativo para colaborar con ETA: acreditaba la legitimidad de las reivindicaciones de los atentados; alertaba de operaciones policiales en marcha contra los etarras para que los terroristas huyeran; tenía dos secciones -«Merkatu Txikia» y «Agurrak»- que eran utilizadas por los pistoleros para intercambiar mensajes e, incluso, el «comando Sugoi» utilizó sus instalaciones como base de operaciones.
La estructura y funcionamiento de los tres servicios de información al servicio de ETA: el suyo propio, denominado «Sarea» o «La Red»; el de KAS y el de Egin, a través del denominado «equipo de investigación». La sentencia destaca que los tres servicios, «ofrecían elementos que se complementaban entre sí, de manera que había multitud de datos que eran utilizados por uno u otro servicio de información, y a veces por todos ellos, conformando una estructura de captación y selección de información, que luego era utilizada por ETA para cometer asesinatos, más tarde o más temprano». Egin utilizaba las mismas fuentes de información que ETA y KAS y aprovechaba lo averiguado por estas organizaciones. Incluso, sus datos aparecían luego en ordenadores de jefes etarras tan relevantes como «Mobutu», jefe de «logística» de la banda.
Entre las fuentes fundamentales de información de los citados servicios criminales, estaban los censos electorales que cada año recibía Herri Batasuna y los datos que aportaba el sindicato LAB de los centros públicos y privados donde tenía representación.
En cuanto al «frente mediático» de ETA-KAS, constituido por la editora de Egin, el grupo Orain, que agrupa a Orain S.A., la sentencia afirma que «era uno de los instrumentos que la organización terrorista ETA controlaba en su trama financiera plasmada en el «proyecto Udaletxe» de 1992». Además, al hablar de la complementariedad de los frentes de lucha, la banda asegura en un documento que el mediático no es el «hermano pobre, pues persigue los mismos objetivos que los restantes tipos de lucha» y es «imprescindible» de cara a un «proceso negociador».
Ocultación de bienes
Los jefes de KAS -Xabier Alegría, José Luis Elkoro o Jesús María Zalakaín, entre otros- fueron ocupando todos los puestos de responsabilidad en el grupo, que quedó al servicio de la banda. «Esa evidente implicación se puso claramente de manifiesto con motivo de la participación de todos ellos en el proceso de ocultación de bienes inmuebles (de Orain) llevado a cabo con la finalidad de evitar el embargo por parte de la Seguridad Social motivado por el impago de una deuda contraída con la misma por importe superior a 500.000 millones de pesetas».
«La relación de dependencia de las distintas sociedades del Grupo Orain respecto de ETA llegó a ser absoluto, hasta el punto de que los propios miembros del «aparato político» de la organización terrorista llegaron a ser conocedores de extremos que ni los propios miembros del consejo de administración de Orain sabían plenamente».
Siempre se ha sospechado, que: Egin estaba al servicio de ETA. Su director y su subdirectora fueron nombrados tras reunirse en 1992 con el jefe del «aparato político» de la banda; su consejo de administración, formado por responsables de KAS, informaba y consultaban sus decisiones a la cúpula etarra.
El diario Egin estaba al servicio de ETA. Siempre se ha sospechado, ya es una verdad judicial que se sostiene con un enorme número de pruebas: su director, Xabier María Salutregui y su subdirectora, Teresa Toda, fueron nombrados tras reunirse en 1992 en Bidart (Francia) con el entonces jefe del «aparato político» de la banda, José Luis Álvarez Santacristina, «Txelis», que fue quien aprobó la decisión; su consejo de administración estaba formado por responsables de KAS que informaban puntualmente a la cúpula etarra de la marcha del diario, a la que además consultaban todas sus decisiones; contribuía a mantener la cohesión interna del mundo proetarra; coaccionaba e intimidaba a los no afines; hacía «pedagogía de la violencia», justificando los atentados para intentar convencer a los «tibios» de las bondades de la «lucha armada»; era utilizado para intercambiar mensajes entre los pistoleros y, además, su «equipo de investigación» era auténtico servicio de información de características similares a los de ETA y KAS y que obtenía datos que servían para cometer asesinatos y marcar objetivos.
Preparar la negociación
En 1991 el año en que la banda, para preparar un escenario de negociación con el Gobierno que debía ir precedido de una campaña de atentados y otra de presión social, decidió apoderarse de Egin y de su editora Orain para ponerlos a su servicio, «hasta el punto de convertirlos en un «cuarto frente», el mediático o informativo, complemento idóneo de los demás, y todos subordinados a las decisiones del comité ejecutivo de ETA».
Se produjo una reunión de tres días en un hotel de Bidart, que comenzó 21 de febrero de 1992 y a la que asistieron el consejero delegado del diario, los que serían luego nombrados director y subdirectora del rotativo y «Txelis». A la banda «le resultaba necesario supervisar la línea ideológica del periódico, para asegurarse de que ésta le era útil para alcanzar sus fines». «Para ello se estudiaron sistemas de contacto directo entre la dirección política de ETA y la dirección del diario Egin, manteniéndose también comunicaciones igualmente directas entre la organización terrorista y el consejo de administración de Orain recibidas a través de uno de sus vocales, Xabier Alegría Loinaz, responsable máximo de KAS y luego portavoz de dicha coordinadora». La plena subordinación de Egin a los terroristas queda así mismo comprobada por la documentación intervenida al sucesor de «Txelis» al frente del «aparato político», José María Dorronsoro.
Al margen de la línea editorial del periódico, al servicio de la banda, la sentencia da cuenta de otras funciones que hacía el rotativo para colaborar con ETA: acreditaba la legitimidad de las reivindicaciones de los atentados; alertaba de operaciones policiales en marcha contra los etarras para que los terroristas huyeran; tenía dos secciones -«Merkatu Txikia» y «Agurrak»- que eran utilizadas por los pistoleros para intercambiar mensajes e, incluso, el «comando Sugoi» utilizó sus instalaciones como base de operaciones.
La estructura y funcionamiento de los tres servicios de información al servicio de ETA: el suyo propio, denominado «Sarea» o «La Red»; el de KAS y el de Egin, a través del denominado «equipo de investigación». La sentencia destaca que los tres servicios, «ofrecían elementos que se complementaban entre sí, de manera que había multitud de datos que eran utilizados por uno u otro servicio de información, y a veces por todos ellos, conformando una estructura de captación y selección de información, que luego era utilizada por ETA para cometer asesinatos, más tarde o más temprano». Egin utilizaba las mismas fuentes de información que ETA y KAS y aprovechaba lo averiguado por estas organizaciones. Incluso, sus datos aparecían luego en ordenadores de jefes etarras tan relevantes como «Mobutu», jefe de «logística» de la banda.
Entre las fuentes fundamentales de información de los citados servicios criminales, estaban los censos electorales que cada año recibía Herri Batasuna y los datos que aportaba el sindicato LAB de los centros públicos y privados donde tenía representación.
En cuanto al «frente mediático» de ETA-KAS, constituido por la editora de Egin, el grupo Orain, que agrupa a Orain S.A., la sentencia afirma que «era uno de los instrumentos que la organización terrorista ETA controlaba en su trama financiera plasmada en el «proyecto Udaletxe» de 1992». Además, al hablar de la complementariedad de los frentes de lucha, la banda asegura en un documento que el mediático no es el «hermano pobre, pues persigue los mismos objetivos que los restantes tipos de lucha» y es «imprescindible» de cara a un «proceso negociador».
Ocultación de bienes
Los jefes de KAS -Xabier Alegría, José Luis Elkoro o Jesús María Zalakaín, entre otros- fueron ocupando todos los puestos de responsabilidad en el grupo, que quedó al servicio de la banda. «Esa evidente implicación se puso claramente de manifiesto con motivo de la participación de todos ellos en el proceso de ocultación de bienes inmuebles (de Orain) llevado a cabo con la finalidad de evitar el embargo por parte de la Seguridad Social motivado por el impago de una deuda contraída con la misma por importe superior a 500.000 millones de pesetas».
«La relación de dependencia de las distintas sociedades del Grupo Orain respecto de ETA llegó a ser absoluto, hasta el punto de que los propios miembros del «aparato político» de la organización terrorista llegaron a ser conocedores de extremos que ni los propios miembros del consejo de administración de Orain sabían plenamente».