Os pongo a continuación un relato del propio Asier Bengoa lópez de Armentia en el que narra cómo vivió su detención de 2003, en la localidad de Vitoria entiendo por alguna referencia que hace de las dependencias policiales del CNP, es así pagano? su segundo apellido es bastante alavés desde luego. El relato está en
http://www.eskunabarra.org/tortura03/ca ... BENGOA.DOC
""""Asier Bengoa Lopez de Armentia
Fui detenido el 1 de abril del 2003. La operación fue desarrollada por la Policía Nacional, que entró en casa tirando la puerta del portal, la vecina de arriba, Agurtzane, les abrió la puerta antes de que la tiraran, y a punta de pistola. Inmediatamente, nos tiraron al suelo esposándonos con las manos a la espalda. El registro no fue muy meticuloso y el trato fue bastante correcto. Aunque si que hubo algún empujón que otro, bastante disimulado, debido supongo yo, a la presencia de responsables judiciales. De casa se llevaron un ordenador utilizado por la Asociación de Vecinos del barrio, algún teléfono suelto de amigos o conocidos, y mi cartera con toda la documentación.
De mi casa fuimos en coche (yo iba todo el tiempo con la cabeza tapada) a registrar mi coche que está a nombre de mi madre, y que estaba situado a un par de calles más arriba. Una vez registrado el coche, fui conducido hasta las dependencias policiales de Olagibel, donde nos pasaron ante un médico forense (creo que era del Gobierno Vasco).
Si entraron en mi casa a las 2.30 horas de la madrugada, supongo que saldríamos para Madrid a las 5.00 de la mañana. Las preguntas sobre la Organización y sobre mi implicación en ella comenzaron inmediatamente, pero sin mucha insistencia, simplemente se limitaban a reírse constantemente de mis respuestas y a amenazarme con todo tipo de torturas: la bolsa, los electrodos, apretones en los testículos... Fui a ratos con la cabeza totalmente rodeada por el brazo de uno de ellos, mientras con la mano me sobaba la cara y me daba pequeños cachetes. Durante todo el viaje fui echado hacia delante, con la cabeza tapada con mi forro polar, lo que en muchos momentos me hacía padecer momentos de asfixia, ya que de vez en cuando me la ajustaban y me la apretaban. Fui durante todo el viaje con las esposas fuertemente apretadas, y para cuando llegamos a Madrid (supongo), no sentía ni los brazos ni las manos.
Cuando llegamos a dicha comisaría, me cogieron las huellas y me sacaron las correspondientes fotografías. De allí me volvieron a trasladar a otra comisaría, que sería la definitiva.
Los interrogatorios comenzaron al poco tiempo, en total tendría unos 8 ó 9, y en ellos llegaban a participar más de 10 policías. En algunos solo había dos, pero en otros, pues eso, había diez o más policías.
Aunque en comisaría no me tocaron más allá de dos cachetes, el trato psicológico a través de las amenazas contra mi compañera sentimental fue durísimo, teniendo en cuenta además la enfermedad que padece. Estaban durante horas y turnándose entre ellos de dos en dos, gritándome continuamente las mismas preguntas, y después de horas, llamaban a Agurtzane para interrogarla. No sé si lo hacían o no, no sabía cual era su estado lógicamente.
Durante los dos primeros días no probé alimento alguno y he de reconocer que para el tercer día estaba hecho una mierda (la prórroga de la incomunicación fue la ostia, muy duro), día este en que realicé las declaraciones policiales previamente preparadas por ellos. En ningún momento supe si había algún abogado de oficio, porque no podía mirarle, ni siquiera su carné profesional, por motivos de seguridad, decían. Fue entonces cuando pude aprovechar para dormir, pues los días anteriores apenas pude dormir porque los interrogatorios eran bastante continuos y porque constantemente oía los interrogatorios que le hacían a una tal Cristina. En algún momento llegué a pensar que le había pasado algo porque de repente todos se callaban, yo no le oía a Cristina, hasta que volvía a empezar los interrogatorios contra ella. Con Cristina volvió a pasar lo mismos dos o tres veces al poco tiempo.
Al cuarto día me sacaron del calabozo y me condujeron en esta ocasión a la Audiencia Nacional. Es jodido decirlo, pero sabiendo que me iban a acusar de pertenencia, tenía ganas de entrar cuanto antes en prisión y poder estar tranquilo fuera de sus manos.
Lo de la Audiencia fue puro trámite. Negué todo por las circunstancias en las que había declarado en comisaría, y aquí estoy, ya un poco más tranquilo. Se me hace muy difícil explicar con palabras la situación de presión a la que fui expuesto, solo puedo decir que fue aterrador, incluso en dos ocasiones me levanté pidiendo que me diesen de ostias, que me golpeasen, de una vez por todas.
Lo dicho, esta fue mi experiencia y así os la he contado. """
Nos vas contando Asier qué tal vives el encarcelamiento en Francia también
