Terrorismo islamista en España: mensajes yihadistas del 11M
Publicado: 16 Feb 2007 16:23
Al hilo de los textos con las sucesivas reivindicaciones que diferentes agentes islamistas hicieron del 11M, creo que conviene abrir este postit para estudiar el fenómeno de la propaganda islamista.
EL CICLO DE LA INFORMACIÓN YIHADISTA. EL EJEMPLO DEL 11-M
Las redes islamistas dan una importancia capital a lo que definimos como proceso de “análisis” de las noticias que publican los medios de comunicación. De hecho, en el manual de entrenamiento de al Qaeda se dice que “La persona [encargada de] reunir información pública debe ser una dedicada en exclusiva (con educación universitaria) que examine las principales fuentes de información públicas del enemigo (periódicos, revistas, radio, TV, etc.). (…) y no será expuesto a ningún peligro”. Hay que tener en cuenta que la presencia de importantes comunidades emigrantes musulmanas en distintos países no islámicos permite que las células islamistas se muevan fácilmente y obtengan información de primera mano sobre el estado de opinión del país donde viven, así como de su problemática interna en términos de conflictividad social, política, o institucional.
Esa información es puesta en circulación a través de medios de fácil acceso, como es Internet, y será recogida, en cualquier otra parte del globo, por otra célula que podrá elaborar un producto adaptado dirigido específicamente a una audiencia objetivo; ese mensaje, que puede adquirir la forma de un trabajo audiovisual, será enviado a los medios a través de Internet, o directamente a los mass media. El producto de propaganda puede muy bien ser paralelo o figurar como parte indivisible de una acción violenta contra un objetivo concreto.
En este sentido, cabe analizar brevemente el célebre documento llamado “Yihad en Irak, esperanzas y peligros”. Éste fue detectado en diciembre de 2003 por el Instituto de Investigación y Defensa Noruego en una web llamada “Global Islamic Media”. El documento en sí recogía como autor al llamado “Comité de Prensa para la victoria del pueblo iraquí (centro de servicios mujahidin).” En él se hace una referencia personal a un activista saudita, llamado al-Ayiri, que se encargaba de ciertas operaciones mediáticas relacionadas con al Qaeda abatido por la policía en mayo de 2003.
El objeto de este documento era analizar cómo provocar el colapso de la ocupación militar de Irak a través de las acciones contra las naciones que cooperaban militarmente con los EE.UU. De las 42 páginas de este trabajo, 6 están dedicadas a España, revelando un profundo conocimiento no solo de la situación interna del país, sino de diversos aspectos relacionados con los partidos, las elecciones locales de la primavera de 2003, y la oposición popular a la política exterior española en relación a la guerra de Irak, llegando a decir que “…A pesar del hecho de que la gran mayoría de los españoles se opuso a la guerra, la mayoría del electorado del PP se mantuvo leal en las últimas elecciones locales debido al poder del Opus Dei en el PP y a la falta de influencia directa de los asuntos de Irak en la vida de España (…) es necesario hacer un uso extremo del proceso electoral previsto en España en marzo del año que viene”. Sería tremendamente ingenuo pensar que un análisis de este calado procediese de un campesino salafista residente en el triángulo de la muerte o el triángulo sunní.
Como es de sobra conocido, el 11 de marzo de 2004 tiene lugar el ataque terrorista contra los trenes que se dirigían a Atocha. Es muy probable que el análisis arriba descrito hubiese sido objeto de estudio por parte de los autores de la masacre, o al menos de alguno de los estrategas del yihadismo que pudieran estar detrás de éstos. La referencia al “justo castigo” y el intento de “transferencia de culpa ”, en este caso contra el anterior Gobierno, encajan milimétricamente en el esquema de actuación de la propaganda yihadista. El propio argumentarlo victimista de los yihadistas siempre encontrará circunstancias o situaciones en las que basar su mensaje justiciero para adaptarlo a la audiencia objetivo . En casos extremos, este perfil justiciero provoca la transferencia de culpa hacia terceros, en este caso, normalmente, los líderes de los países enemigos, o incluso los pueblos, como por ejemplo los judíos.
En el documento recogido por el Instituto arriba citado, se cita a Abu Dujana, guerrero musulmán que acompañó a Mahoma en sus campañas militares. Precisamente, en el vídeo abandonado cerca de la mezquita de la M-30 por los autores de la masacre del 11-M, el portavoz se presenta a sí mismo con el nombre de “Abu Dujana el Afgani.” El fax enviado al diario ABC por el “Grupo Ansar Al Qaeda en Europa” el 3 de abril de 2004 también es firmado por alguien que ostenta el mismo nombre .
La respuesta de la audiencia al mensaje será objeto de análisis, tras lo que se elaborará un nuevo producto, que servirá para reafirmar el mensaje inicial, a menudo de forma aún más mortífera. El video de los autores del 11-M, grabado el 27 de marzo y encontrado entre los escombros del piso de Leganés, recogía nuevas amenazas contra España, al percibir los terroristas que “(…) Tras comprobar que la situación no ha cambiado y después de que vuestro nuevo gobernante anunciase la apertura de su mandato con más lucha contra los musulmanes y el envío de más tropas cruzadas a Afganistán, las Compañías de la Muerte y Ansar Al Qaeda han tomado la resolución de seguir la senda de la bendita yihad y la resistencia…”
LOS PRODUCTOS AUDIOVISUALES DE LA PROPAGANDA ISLAMISTA
Parece contradictorio establecer una relación entre aquellos que profesan un ideal salafista, de vuelta a un Islam primigenio, con el empleo que tales individuos hacen de las nuevas tecnologías y de la imagen. Ya desde el conflicto de Afganistán, los vídeos donde se podía ver a los guerreros de Alá en acción contra las tropas soviéticas, o ejecutando prisioneros, eran objeto de contrabando y de intercambio en círculos de reclutamiento y de adoctrinamiento islamista, desde la frontera con Pakistán, hasta la propia ciudad de Londres.
Sin embargo, la llegada del vídeo digital, de la miniaturización de las cámaras, y el auge de Internet, ha disparado el uso de estas tecnologías por las redes yihadistas. Bosnia y Chechenia son dos conflictos donde proliferaron en gran número los vídeos y productos visuales relacionados con la propaganda yihadista. Incluso los talibanes, enemigos de la televisión y la prensa, no dudaron en filmar algunas ejecuciones ejemplarizantes.
No cabe duda que el movimiento islamista hace un gran uso de las tecnologías y del impacto visual para transmitir sus mensajes. Esto permite que la fuerza de las imágenes tenga un efecto multiplicador que reafirma la eficacia del mensaje, no solo frente a audiencias amistosas, sino también frente a audiencias de países considerados enemigos. El terrorismo islamista produce una violencia orientada a los procesos de comunicación que usa a los medios de comunicación como su medio principal para alcanzar a la audiencia. Hoy día nadie duda que el 11-S no sería lo mismo sin las imágenes de los aviones impactando contra las torres o los edificios desplomándose. Es cierto que tales imágenes no proceden de fuentes yihadistas, pero los planificadores eran conscientes de que el escenario y el horario elegidos para la acción les garantizarían una fuerte cobertura mediática.
La sencillez de un monitor de TV, o de un acceso a Internet, hace que el mensaje alcance de forma masiva a la audiencia objetivo, sin que la célula islamista tenga que afrontar gastos o desgaste de sus propios recursos.
De la misma manera que en sus operaciones de terrorismo utilizan como armas de destrucción infraestructuras y medios de fácil acceso, típicos de las sociedades civiles (aviones, coches, camionetas, fertilizantes, etc.), en sus Operaciones de Información utilizan los medios de comunicación como vehículo de propagación de sus propios mensajes. Una simple cámara de vídeo digital, un ordenador portátil con algún software de edición de vídeo, y una conexión a Internet se convierten en un arma de propaganda de alto rendimiento para una célula terrorista.
Las organizaciones yihadistas dan una gran importancia a las operaciones mediáticas, y destinan parte de sus recursos a mantener una sección o departamento que se dedique a la producción de vídeos o de archivos sonoros que puedan llegar a los medios de comunicación, o que se inyecten en Internet para que se propaguen por ella. Así, al Qaeda mantiene lo que ella misma llama Al Qaeda’s Sahab Institute for Media Production , mientras que al Zarqawi mantiene su “Media Wing”, al parecer actualmente en manos de un sujeto apodado Abu Maysarah al Iraqi
Centrándonos en la producción, podemos decir que el yihadismo fabrica tres grandes tipos de productos audiovisuales: de exaltación -los dedicados a ensalzar al propio grupo yihadista o a los integrantes del mismo-, donde se muestra su poder, la eficacia de sus acciones, reivindican ataques y muestran su iconografía, los de castigo –donde se exhiben decapitaciones y asesinatos de los llamados “enemigos del Islam”- que transmiten un claro mensaje ejemplarizante y de advertencia, y los de martirio –donde se ensalza la figura de aquellos que murieron en el marco de la guerra islamista- transmitiendo la idea de la recompensa y del tránsito al Paraíso tras caer combatiendo en la yihad.
Productos para la exaltación del movimiento yihadista.
Este es el trabajo que más se asemeja a lo que podemos considerar como el típico producto de la propaganda de guerra, de acuerdo con estándares más tradicionales del término; un montaje con llamativos efectos visuales, a menudo con cánticos religiosos de fondo, nos mostrará aguerridos logotipos, lemas en árabe y fotografías de los líderes, sean bin Laden, Zawahiri, o incluso los enmascarados seguidores de Abu Musab al Zarqawi. Se suelen insertar imágenes de “hazañas”, por ejemplo relacionadas con el 11-S, con el ataque al destructor “USS Cole”, con la guerra de Irak, o incluso de la resistencia de los palestinos frente a los soldados israelíes. Podríamos incluir aquí los vídeos donde los responsables de acciones terroristas reivindican sus acciones. Incluso la puesta en escena, el vestuario y el decorado, transmiten ciertos tipos de mensajes, bien sea ben Laden al aire libre, en un escenario montañoso mientras las fuerzas norteamericanas peinaban ciertas regiones de Afganistán buscándolo, los decapitadores de al Zarqawi, con sus banderas y ropajes negros detrás de una víctima vestida con un pijama naranja, bien sea ataviados con sudarios de mártir, como en el caso de los terroristas del 11-M. Todo ello está pensado para proyectar un amplio espectro de mensajes. No tiene tanta importancia el texto de las declaraciones que hacen los protagonistas; lo importante es la escena, el decorado, el “atrezzo” y los personajes en sí.
La posguerra iraquí está generando un tipo específico de vídeos de propaganda, donde se ven a los diferentes grupos planeando y llevando a cabo ataques, suicidas o convencionales, contra las fuerzas aliadas e iraquíes. Una evolución de este “subgénero”, representa lo que podríamos comparar como una operación militar desde su fase de planeamiento; se ve a lo que podría ser un “estado mayor” planeando una acción, y a las fuerzas ejecutándola, todo ello comentado en un más que aceptable inglés. Este tipo de vídeos suele presentarse como “mensaje de la Resistencia Iraquí”.
Uno de los casos más extravagantes de propaganda yihadista es el video clip “Dirty Kuffar”, aparecido en Internet, y supuestamente realizado por un grupo llamado “Sheik Terra y su Compañía Soul Salah”. Tiene, efectivamente, un ritmo pegadizo, pero la letra de la canción es muy agresiva . Hubo una cierta polémica en el Reino Unido debido a su difusión por Internet.
Productos para mostrar los castigos infringidos por el movimiento yihadista.
Son los tristemente famosos vídeos de la decapitación o asesinato por otros métodos de rehenes y prisioneros. En este caso, el “guión” del mensaje está pensado para ir presionando a varios objetivos; por un lado se hace una puesta en escena que puede ser ya un guiño al sentimiento de venganza que albergan ciertos sectores del islamismo radical: la vestimenta con pijamas naranjas, recordando a los detenidos en Guantánamo, la humillación del secuestrado, atado con cadenas e inerme frente a sus captores, y los comunicados, tanto el que se obliga a explicar a los rehenes, que deben reconocer sus supuestas culpas e incluso advertir a futuros transgresores, como el que por su parte lee el verdugo, normalmente antes de acabar a sangre fría, y de una forma terriblemente cruel, con su víctima.
El profesor Jon Alterman, director del programa para el Medio Oriente del Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos, define tales vídeos como “eventos creados para la televisión” . Añade que la audiencia es incluso más importante que la acción por sí misma, y que el simbolismo es inseparable de la estrategia.
Indudablemente, este tipo de producto es una auténtica bomba dirigida contra varias audiencias a la vez; por un lado contra los propios familiares del secuestrado, que intentarán que su Gobierno ceda, por muy exageradas que sean las pretensiones terroristas; por otro lado contra los propios gobernantes, al hacer los terroristas, de una forma muy hábil, que la responsabilidad de lo que pase caiga sobre el Gobierno enemigo; un cierto número de simpatizantes del yihadismo también se sentirán fascinados por esta estética, y de ese modo servirá como reclamo para la captación y la motivación de nuevos terroristas. Por último, una gran cantidad de internautas poco escrupulosos multiplicará la difusión de estos contenidos por la red.
Productos para ensalzar el martirio.
Es también muy frecuente otro subgénero de productos audiovisuales encaminados a ensalzar la figura de los muyahidines que han caído por la causa de la yihad . Podríamos diferenciar dos tipos; el primero, grabado en vida del suicida, muestra a éste, equipado con armamento portátil y a veces vistiendo los propios cinturones explosivos, leyendo un comunicado, o despidiéndose de los suyos. Este vídeo suele ser realizado de forma muy estudiada, y es visto por el suicida antes de llevar a cabo la operación en la que va a morir. Posteriormente, el vídeo será emitido por los canales habituales.
El otro tipo nos mostrará al muyahidin ya muerto, y no se ahorrarán detalles de sus heridas, dado que se quiere demostrar que el que ha caído de esta manera está en un paraíso donde no sufre; dicho paraíso, por otra parte, tiene un fuerte componente sexual y hedonista. Los casos son muchos, desde la guerra de Afganistán, a los conflictos de Bosnia o Chechenia, pasando por Palestina. Personajes como el jeque Yasin, asesinado por los israelíes, aparecen en páginas web o en televisiones árabes en imágenes o vídeos donde se puede ver con toda la crudeza el estado del cadáver y los destrozos causados por la acción enemiga en su cuerpo. Este subtipo de producto, con toda la dureza de las imágenes, es también empleado para mostrar a niños muertos por efecto de bombardeos aliados. Este ha sido uno de los principales motivos de polémica, por ejemplo con la línea informativa que mantiene Al Yazeera.
MENSAJES Y AUDIENCIAS OBJETIVO
El discurso yihadista se basa en unas premisas según las cuales hay una situación de partida donde se acusa a una serie de sujetos, individuales o colectivos, de ciertos hechos o actitudes que afrentan al Islam. Por ejemplo, se acusa a occidente de connivencia con los regímenes apostatas, de practicar la doble moral con respecto al problema palestino o cachemir, de intentar el neocolonialismo o la introducción del cristianismo en la tierra del Islam, de haber permitido la partición de la nación islámica en un gran número de países artificiales, de masacrar y humillar a civiles musulmanes, etc. .
Es por ello que los mensajes que transmitirá el yihadista son: la venganza, la ejemplarización, la justificación, los llamamientos a la participación de los buenos musulmanes en la yihad (captación y activación de células), el castigo a los enemigos, la justicia, credibilidad e invencibilidad de la causa propia (lucha), la recompensa para los mártires y, por supuesto, la transferencia de la culpa hacia aquéllos gobernantes que han tomado decisiones consideradas hostiles por los yihadistas.
Los videos muestran operaciones militares victoriosas, ejecución de enemigos, heroicos mártires, armamento y resolución de usarlo, ridiculización de líderes enemigos (Bush, Blair, Musharraf, Fahd, etc.) y supuestos o reales agravios y abusos contra los musulmanes (FIG. 2). El en apariencia histriónico vídeo musical del Sheik Terra trasmite de forma vertiginosa muchos de estos mensajes.
Si analizamos frase por frase las transcripciones de los diferentes vídeos y comunicados relacionados con el atentado del 11-M (dos vídeos y dos cartas a determinados medios de comunicación) podemos hacer un balance de la intensidad de los mensajes en relación a las distintas audiencias objetivo (FIG.3). Es interesante observar que los mensajes de amenaza, justificación y de reafirmación de la lucha son los más numerosos. El reiterativo recurso a la justificación frente al agravio, las referencias religiosas y la propia reafirmación en el camino emprendido de la yihad se orienta a una audiencia musulmana. Las advertencias, y las amenazas, a la audiencia del país atacado.
En este sentido, se busca galvanizar a los candidatos a yihadistas y movilizarlos, a captar nuevos terroristas , y a lograr la comprensión de la opinión pública musulmana, que según diversos estudios , confía mucho en los medios de comunicación audiovisuales, como la propia Al Yazeera, que asegura poseer una audiencia de más de 45 millones de musulmanes a lo largo del mundo. En cierta medida, y de acuerdo con estudios como el del Pew Research Center for the People and the Press de 16 de marzo de 2004, la opinión pública de algunos países musulmanes tendría actitudes comprensivas hacia ben Laden y las prácticas terroristas . Eso indica que el mensaje yihadista está calando entre la población, de manera que este movimiento está alcanzando una posición de Predominio en la Información, lo cual puede ser bastante preocupante.
Este fenómeno se puede observar también allí donde hay relación con los autores de actos terroristas. En Zarqat, la aldea natal de abu Musab al Zarqawi donde la tribu de origen palestino de los Beni Hassan tiene una gran raigambre, este terrorista es venerado como un héroe por gran parte de sus vecinos.
LA PROPAGACION DEL MENSAJE
El Islamismo tiene poderosas herramientas para propagar sus mensajes sin recurrir a medios externos; sólo en Egipto hay más de 150.000 mezquitas, cuyos mensajes y sermones pueden estar fuertemente politizados; el autor Emir Taheri afirma que en las dos últimas décadas, la propaganda islamista ha gastado unos cien mil millones de dólares .
Fue Gary Blunt, en su obra “Islam en la Era Digital ” el que acuñó el término “Cyber Jihad”. Aunque hay sitios de Internet dedicados a la propagación de vídeos yihadistas, su continuidad es problemática por la presión que ejercen los países occidentales contra los proveedores de servicios de Internet. Habitualmente, el vídeo aparece en una página web árabe a través de un enlace que lleva al internauta al verdadero sitio donde se aloja el vídeo. Aunque hay algunos servidores de FTP dedicados a la propaganda islamista, los terroristas usan soluciones anónimas y temporales, como yousendit.com. Otras veces, los yihadistas simplemente suben el vídeo a servidores que no los detectan hasta pasados unos días, momento en que son borrados. Una vez el vídeo aparece, la cantidad de descargas parece ser que se eleva exponencialmente. Islamistas a lo largo de todo el mundo, internautas morbosos, organizaciones de investigación, periodistas y curiosos descargan y multiplican los sitios desde donde se puede acceder al material.
Preguntado acerca de este fenómeno, un webmaster holandés que mantiene una página donde se recogen escenas de sexo y vídeos islamistas de decapitaciones manifestó que “durante periodos de trágicos acontecimientos como las decapitaciones, en vez de las 200.000 visitas diarias habituales, tenemos hasta 700.000” .
La comunicación en Internet es multidireccional y gratuita. Cualquiera puede asomarse a una web islamista sin adquirir ningún compromiso. Como dice el profesor Jordan , la propagación de estos mensajes por la red es una “acción comunicativa descentralizada” donde se multiplican las terminales yihadistas que actúan de forma autónoma con respecto a los servicios “oficiales” de documentación y de producción mediática de organizaciones tipo al Qaeda o el movimiento de al Zarqawi. Asimismo, el ciberespacio refuerza la idea de pertenecer a una comunidad global, la comunidad yihadista, independientemente de que el sujeto que hace uso de estos mecanismos viva en una sociedad radicalmente alejada de tales postulados. De hecho, la experiencia demuestra que gran parte de los yihadistas detenidos en Europa en los últimos años se mantenían informados y motivados a través de esta propaganda virtual .
La acción terrorista refuerza el mensaje de la propaganda yihadista, y viceversa; la propaganda yihadista aumenta la visibilidad de la campaña terrorista, creando una sensación de “Intifada Global” imposible de ser atajada por sus enemigos.
Los vídeos yihadistas pueden llegar a ser portada de los medios de referencia internacionales, proporcionando a los autores la posibilidad de hacer llegar su mensaje a una audiencia global. Inicialmente, los terroristas envían las cintas o los CDs a los circuitos habituales de noticias en árabe, con un doble objetivo; por un lado impactar en la audiencia musulmana, con fines de captación, motivación, justificación o ejemplarización, y por el otro, y cuando intervengan las grandes cadenas como la CNN o la BCC, alcanzar a la audiencia global como parte de su campaña de reafirmación y de intimidación. Los vídeos les permiten exhibir sus logotipos, banderas y símbolos como si de auténticas marcas publicitarias se tratase. Esto tiene más importancia para las audiencias musulmanas. Hoy día, por ejemplo, la bandera negra y la luna llena amarilla del grupo de al Zarqawi es fácilmente reconocida por millones de musulmanes, principalmente en Irak, Jordania y Siria.
Una encuesta del Centro de Estudios Estratégicos-Jordania, realizada en junio de 2003 , estableció que, para noticias relacionadas con el mundo árabe, la audiencia jordana prefería ver Al Yazeera (35,5 %), frente a la TV-Jordania (32,3%) y al Arabiya (7,9%), mientras que en lo referente a política internacional, los jordanos preferían de nuevo a Al Yazeera (34,9%), seguida de TV-Jordania (31,2%) y de al Arabiya (8,5%). En cuanto a la propiedad de antenas parabólicas, un 52,4% de los encuestados reconocieron tener en casa un sistema de recepción de TV vía satélite operativo, al tiempo que un 17,4% usaba Internet. Esta circunstancia, junto a los estudios ya citados que apuntan a los altos índices de aceptación de las estrategias y personajes de las redes islamistas en ciertos países confirma la teoría de que el yihadismo aprovecha los grandes medios de comunicación para alcanzar a las audiencias objetivo.
Los tímidos intentos de las agencias norteamericanas de contrarrestar la acción de los medios árabes se ha traducido en la aparición de la revista Hi, la radio Sawa para la juventud árabe, y la emisora de TV al Hurra. Sin embargo, a juicio del profesor Khawla, sus contenidos, orientados a divulgar los valores de la sociedad americana, no tendrán ningún éxito entre las audiencias musulmanas por dos motivos; primero, porque son conocidos merced a películas y canales internacionales de TV, y segundo, porque gran parte de la audiencia objetivo precisamente rechaza tales contenidos por considerarlos decadentes. A juicio de este autor, la solución sería un nuevo modelo de medios de comunicación musulmanes sin compromiso ideológico con el islamismo.
CONCLUSIÓN
No cabe duda de que, en estos momentos, el yihadismo utiliza una serie de mensajes y de medios que le permiten alcanzar audiencias globales de una forma sencilla, barata, y altamente eficaz. Las autopistas de la información, Internet, y la necesidad de los grandes medios de comunicación de llevar a la opinión pública imágenes y escenas impactantes con las que resaltar sus informaciones hacen más sencillo el objetivo de los islamistas.
La prensa y los medios árabes tienen también una audiencia que, a menudo, comparte gran parte de los mensajes-fuerza de los islamistas, aunque no aprueben o incluso condenen la práctica del terrorismo. En ese sentido, los medios árabes no destacan por una labor pedagógica en sus audiencias, lo mismo que los medios de comunicación occidentales tampoco destacan por el tratamiento reflexivo en lo referente a los contenidos informativos.
Este escenario nos retrotrae al inicio del presente trabajo. La guerra asimétrica alcanza también a los medios de comunicación. Allí donde los Gobiernos democráticos deben extremar la dosificación de sus mensajes y la forma de presentarlos, bajo la amenaza de ser acusados de manipuladores, los yihadistas encuentran un panorama mediático ávido por presentar escenas e imágenes impactantes al amparo de la libertad de prensa y de información. Es evidente que la madurez de las sociedades occidentales las hace impermeables frente a gran parte del abanico de mensajes yihadistas, pero no pasa lo mismo en otro tipo de sociedades donde no existen los mecanismos educativos que permitan hacer de contrapeso a tales informaciones, procedentes de medios árabes que tampoco se plantean el efecto de sus políticas informativas.
Incluso dentro de los países europeos, los llamados emigrantes de segunda o de tercera generación, que han perdido gran parte de sus raíces, pero que buscan una identidad y una integración grupal que encuentran en el islamismo internacional, reciben fácilmente estos mensajes de la propaganda yihadista. Sin duda esto será un factor a tener muy en cuenta en el seno de la Unión Europea durante los años venideros.
EL CICLO DE LA INFORMACIÓN YIHADISTA. EL EJEMPLO DEL 11-M
Las redes islamistas dan una importancia capital a lo que definimos como proceso de “análisis” de las noticias que publican los medios de comunicación. De hecho, en el manual de entrenamiento de al Qaeda se dice que “La persona [encargada de] reunir información pública debe ser una dedicada en exclusiva (con educación universitaria) que examine las principales fuentes de información públicas del enemigo (periódicos, revistas, radio, TV, etc.). (…) y no será expuesto a ningún peligro”. Hay que tener en cuenta que la presencia de importantes comunidades emigrantes musulmanas en distintos países no islámicos permite que las células islamistas se muevan fácilmente y obtengan información de primera mano sobre el estado de opinión del país donde viven, así como de su problemática interna en términos de conflictividad social, política, o institucional.
Esa información es puesta en circulación a través de medios de fácil acceso, como es Internet, y será recogida, en cualquier otra parte del globo, por otra célula que podrá elaborar un producto adaptado dirigido específicamente a una audiencia objetivo; ese mensaje, que puede adquirir la forma de un trabajo audiovisual, será enviado a los medios a través de Internet, o directamente a los mass media. El producto de propaganda puede muy bien ser paralelo o figurar como parte indivisible de una acción violenta contra un objetivo concreto.
En este sentido, cabe analizar brevemente el célebre documento llamado “Yihad en Irak, esperanzas y peligros”. Éste fue detectado en diciembre de 2003 por el Instituto de Investigación y Defensa Noruego en una web llamada “Global Islamic Media”. El documento en sí recogía como autor al llamado “Comité de Prensa para la victoria del pueblo iraquí (centro de servicios mujahidin).” En él se hace una referencia personal a un activista saudita, llamado al-Ayiri, que se encargaba de ciertas operaciones mediáticas relacionadas con al Qaeda abatido por la policía en mayo de 2003.
El objeto de este documento era analizar cómo provocar el colapso de la ocupación militar de Irak a través de las acciones contra las naciones que cooperaban militarmente con los EE.UU. De las 42 páginas de este trabajo, 6 están dedicadas a España, revelando un profundo conocimiento no solo de la situación interna del país, sino de diversos aspectos relacionados con los partidos, las elecciones locales de la primavera de 2003, y la oposición popular a la política exterior española en relación a la guerra de Irak, llegando a decir que “…A pesar del hecho de que la gran mayoría de los españoles se opuso a la guerra, la mayoría del electorado del PP se mantuvo leal en las últimas elecciones locales debido al poder del Opus Dei en el PP y a la falta de influencia directa de los asuntos de Irak en la vida de España (…) es necesario hacer un uso extremo del proceso electoral previsto en España en marzo del año que viene”. Sería tremendamente ingenuo pensar que un análisis de este calado procediese de un campesino salafista residente en el triángulo de la muerte o el triángulo sunní.
Como es de sobra conocido, el 11 de marzo de 2004 tiene lugar el ataque terrorista contra los trenes que se dirigían a Atocha. Es muy probable que el análisis arriba descrito hubiese sido objeto de estudio por parte de los autores de la masacre, o al menos de alguno de los estrategas del yihadismo que pudieran estar detrás de éstos. La referencia al “justo castigo” y el intento de “transferencia de culpa ”, en este caso contra el anterior Gobierno, encajan milimétricamente en el esquema de actuación de la propaganda yihadista. El propio argumentarlo victimista de los yihadistas siempre encontrará circunstancias o situaciones en las que basar su mensaje justiciero para adaptarlo a la audiencia objetivo . En casos extremos, este perfil justiciero provoca la transferencia de culpa hacia terceros, en este caso, normalmente, los líderes de los países enemigos, o incluso los pueblos, como por ejemplo los judíos.
En el documento recogido por el Instituto arriba citado, se cita a Abu Dujana, guerrero musulmán que acompañó a Mahoma en sus campañas militares. Precisamente, en el vídeo abandonado cerca de la mezquita de la M-30 por los autores de la masacre del 11-M, el portavoz se presenta a sí mismo con el nombre de “Abu Dujana el Afgani.” El fax enviado al diario ABC por el “Grupo Ansar Al Qaeda en Europa” el 3 de abril de 2004 también es firmado por alguien que ostenta el mismo nombre .
La respuesta de la audiencia al mensaje será objeto de análisis, tras lo que se elaborará un nuevo producto, que servirá para reafirmar el mensaje inicial, a menudo de forma aún más mortífera. El video de los autores del 11-M, grabado el 27 de marzo y encontrado entre los escombros del piso de Leganés, recogía nuevas amenazas contra España, al percibir los terroristas que “(…) Tras comprobar que la situación no ha cambiado y después de que vuestro nuevo gobernante anunciase la apertura de su mandato con más lucha contra los musulmanes y el envío de más tropas cruzadas a Afganistán, las Compañías de la Muerte y Ansar Al Qaeda han tomado la resolución de seguir la senda de la bendita yihad y la resistencia…”
LOS PRODUCTOS AUDIOVISUALES DE LA PROPAGANDA ISLAMISTA
Parece contradictorio establecer una relación entre aquellos que profesan un ideal salafista, de vuelta a un Islam primigenio, con el empleo que tales individuos hacen de las nuevas tecnologías y de la imagen. Ya desde el conflicto de Afganistán, los vídeos donde se podía ver a los guerreros de Alá en acción contra las tropas soviéticas, o ejecutando prisioneros, eran objeto de contrabando y de intercambio en círculos de reclutamiento y de adoctrinamiento islamista, desde la frontera con Pakistán, hasta la propia ciudad de Londres.
Sin embargo, la llegada del vídeo digital, de la miniaturización de las cámaras, y el auge de Internet, ha disparado el uso de estas tecnologías por las redes yihadistas. Bosnia y Chechenia son dos conflictos donde proliferaron en gran número los vídeos y productos visuales relacionados con la propaganda yihadista. Incluso los talibanes, enemigos de la televisión y la prensa, no dudaron en filmar algunas ejecuciones ejemplarizantes.
No cabe duda que el movimiento islamista hace un gran uso de las tecnologías y del impacto visual para transmitir sus mensajes. Esto permite que la fuerza de las imágenes tenga un efecto multiplicador que reafirma la eficacia del mensaje, no solo frente a audiencias amistosas, sino también frente a audiencias de países considerados enemigos. El terrorismo islamista produce una violencia orientada a los procesos de comunicación que usa a los medios de comunicación como su medio principal para alcanzar a la audiencia. Hoy día nadie duda que el 11-S no sería lo mismo sin las imágenes de los aviones impactando contra las torres o los edificios desplomándose. Es cierto que tales imágenes no proceden de fuentes yihadistas, pero los planificadores eran conscientes de que el escenario y el horario elegidos para la acción les garantizarían una fuerte cobertura mediática.
La sencillez de un monitor de TV, o de un acceso a Internet, hace que el mensaje alcance de forma masiva a la audiencia objetivo, sin que la célula islamista tenga que afrontar gastos o desgaste de sus propios recursos.
De la misma manera que en sus operaciones de terrorismo utilizan como armas de destrucción infraestructuras y medios de fácil acceso, típicos de las sociedades civiles (aviones, coches, camionetas, fertilizantes, etc.), en sus Operaciones de Información utilizan los medios de comunicación como vehículo de propagación de sus propios mensajes. Una simple cámara de vídeo digital, un ordenador portátil con algún software de edición de vídeo, y una conexión a Internet se convierten en un arma de propaganda de alto rendimiento para una célula terrorista.
Las organizaciones yihadistas dan una gran importancia a las operaciones mediáticas, y destinan parte de sus recursos a mantener una sección o departamento que se dedique a la producción de vídeos o de archivos sonoros que puedan llegar a los medios de comunicación, o que se inyecten en Internet para que se propaguen por ella. Así, al Qaeda mantiene lo que ella misma llama Al Qaeda’s Sahab Institute for Media Production , mientras que al Zarqawi mantiene su “Media Wing”, al parecer actualmente en manos de un sujeto apodado Abu Maysarah al Iraqi
Centrándonos en la producción, podemos decir que el yihadismo fabrica tres grandes tipos de productos audiovisuales: de exaltación -los dedicados a ensalzar al propio grupo yihadista o a los integrantes del mismo-, donde se muestra su poder, la eficacia de sus acciones, reivindican ataques y muestran su iconografía, los de castigo –donde se exhiben decapitaciones y asesinatos de los llamados “enemigos del Islam”- que transmiten un claro mensaje ejemplarizante y de advertencia, y los de martirio –donde se ensalza la figura de aquellos que murieron en el marco de la guerra islamista- transmitiendo la idea de la recompensa y del tránsito al Paraíso tras caer combatiendo en la yihad.
Productos para la exaltación del movimiento yihadista.
Este es el trabajo que más se asemeja a lo que podemos considerar como el típico producto de la propaganda de guerra, de acuerdo con estándares más tradicionales del término; un montaje con llamativos efectos visuales, a menudo con cánticos religiosos de fondo, nos mostrará aguerridos logotipos, lemas en árabe y fotografías de los líderes, sean bin Laden, Zawahiri, o incluso los enmascarados seguidores de Abu Musab al Zarqawi. Se suelen insertar imágenes de “hazañas”, por ejemplo relacionadas con el 11-S, con el ataque al destructor “USS Cole”, con la guerra de Irak, o incluso de la resistencia de los palestinos frente a los soldados israelíes. Podríamos incluir aquí los vídeos donde los responsables de acciones terroristas reivindican sus acciones. Incluso la puesta en escena, el vestuario y el decorado, transmiten ciertos tipos de mensajes, bien sea ben Laden al aire libre, en un escenario montañoso mientras las fuerzas norteamericanas peinaban ciertas regiones de Afganistán buscándolo, los decapitadores de al Zarqawi, con sus banderas y ropajes negros detrás de una víctima vestida con un pijama naranja, bien sea ataviados con sudarios de mártir, como en el caso de los terroristas del 11-M. Todo ello está pensado para proyectar un amplio espectro de mensajes. No tiene tanta importancia el texto de las declaraciones que hacen los protagonistas; lo importante es la escena, el decorado, el “atrezzo” y los personajes en sí.
La posguerra iraquí está generando un tipo específico de vídeos de propaganda, donde se ven a los diferentes grupos planeando y llevando a cabo ataques, suicidas o convencionales, contra las fuerzas aliadas e iraquíes. Una evolución de este “subgénero”, representa lo que podríamos comparar como una operación militar desde su fase de planeamiento; se ve a lo que podría ser un “estado mayor” planeando una acción, y a las fuerzas ejecutándola, todo ello comentado en un más que aceptable inglés. Este tipo de vídeos suele presentarse como “mensaje de la Resistencia Iraquí”.
Uno de los casos más extravagantes de propaganda yihadista es el video clip “Dirty Kuffar”, aparecido en Internet, y supuestamente realizado por un grupo llamado “Sheik Terra y su Compañía Soul Salah”. Tiene, efectivamente, un ritmo pegadizo, pero la letra de la canción es muy agresiva . Hubo una cierta polémica en el Reino Unido debido a su difusión por Internet.
Productos para mostrar los castigos infringidos por el movimiento yihadista.
Son los tristemente famosos vídeos de la decapitación o asesinato por otros métodos de rehenes y prisioneros. En este caso, el “guión” del mensaje está pensado para ir presionando a varios objetivos; por un lado se hace una puesta en escena que puede ser ya un guiño al sentimiento de venganza que albergan ciertos sectores del islamismo radical: la vestimenta con pijamas naranjas, recordando a los detenidos en Guantánamo, la humillación del secuestrado, atado con cadenas e inerme frente a sus captores, y los comunicados, tanto el que se obliga a explicar a los rehenes, que deben reconocer sus supuestas culpas e incluso advertir a futuros transgresores, como el que por su parte lee el verdugo, normalmente antes de acabar a sangre fría, y de una forma terriblemente cruel, con su víctima.
El profesor Jon Alterman, director del programa para el Medio Oriente del Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos, define tales vídeos como “eventos creados para la televisión” . Añade que la audiencia es incluso más importante que la acción por sí misma, y que el simbolismo es inseparable de la estrategia.
Indudablemente, este tipo de producto es una auténtica bomba dirigida contra varias audiencias a la vez; por un lado contra los propios familiares del secuestrado, que intentarán que su Gobierno ceda, por muy exageradas que sean las pretensiones terroristas; por otro lado contra los propios gobernantes, al hacer los terroristas, de una forma muy hábil, que la responsabilidad de lo que pase caiga sobre el Gobierno enemigo; un cierto número de simpatizantes del yihadismo también se sentirán fascinados por esta estética, y de ese modo servirá como reclamo para la captación y la motivación de nuevos terroristas. Por último, una gran cantidad de internautas poco escrupulosos multiplicará la difusión de estos contenidos por la red.
Productos para ensalzar el martirio.
Es también muy frecuente otro subgénero de productos audiovisuales encaminados a ensalzar la figura de los muyahidines que han caído por la causa de la yihad . Podríamos diferenciar dos tipos; el primero, grabado en vida del suicida, muestra a éste, equipado con armamento portátil y a veces vistiendo los propios cinturones explosivos, leyendo un comunicado, o despidiéndose de los suyos. Este vídeo suele ser realizado de forma muy estudiada, y es visto por el suicida antes de llevar a cabo la operación en la que va a morir. Posteriormente, el vídeo será emitido por los canales habituales.
El otro tipo nos mostrará al muyahidin ya muerto, y no se ahorrarán detalles de sus heridas, dado que se quiere demostrar que el que ha caído de esta manera está en un paraíso donde no sufre; dicho paraíso, por otra parte, tiene un fuerte componente sexual y hedonista. Los casos son muchos, desde la guerra de Afganistán, a los conflictos de Bosnia o Chechenia, pasando por Palestina. Personajes como el jeque Yasin, asesinado por los israelíes, aparecen en páginas web o en televisiones árabes en imágenes o vídeos donde se puede ver con toda la crudeza el estado del cadáver y los destrozos causados por la acción enemiga en su cuerpo. Este subtipo de producto, con toda la dureza de las imágenes, es también empleado para mostrar a niños muertos por efecto de bombardeos aliados. Este ha sido uno de los principales motivos de polémica, por ejemplo con la línea informativa que mantiene Al Yazeera.
MENSAJES Y AUDIENCIAS OBJETIVO
El discurso yihadista se basa en unas premisas según las cuales hay una situación de partida donde se acusa a una serie de sujetos, individuales o colectivos, de ciertos hechos o actitudes que afrentan al Islam. Por ejemplo, se acusa a occidente de connivencia con los regímenes apostatas, de practicar la doble moral con respecto al problema palestino o cachemir, de intentar el neocolonialismo o la introducción del cristianismo en la tierra del Islam, de haber permitido la partición de la nación islámica en un gran número de países artificiales, de masacrar y humillar a civiles musulmanes, etc. .
Es por ello que los mensajes que transmitirá el yihadista son: la venganza, la ejemplarización, la justificación, los llamamientos a la participación de los buenos musulmanes en la yihad (captación y activación de células), el castigo a los enemigos, la justicia, credibilidad e invencibilidad de la causa propia (lucha), la recompensa para los mártires y, por supuesto, la transferencia de la culpa hacia aquéllos gobernantes que han tomado decisiones consideradas hostiles por los yihadistas.
Los videos muestran operaciones militares victoriosas, ejecución de enemigos, heroicos mártires, armamento y resolución de usarlo, ridiculización de líderes enemigos (Bush, Blair, Musharraf, Fahd, etc.) y supuestos o reales agravios y abusos contra los musulmanes (FIG. 2). El en apariencia histriónico vídeo musical del Sheik Terra trasmite de forma vertiginosa muchos de estos mensajes.
Si analizamos frase por frase las transcripciones de los diferentes vídeos y comunicados relacionados con el atentado del 11-M (dos vídeos y dos cartas a determinados medios de comunicación) podemos hacer un balance de la intensidad de los mensajes en relación a las distintas audiencias objetivo (FIG.3). Es interesante observar que los mensajes de amenaza, justificación y de reafirmación de la lucha son los más numerosos. El reiterativo recurso a la justificación frente al agravio, las referencias religiosas y la propia reafirmación en el camino emprendido de la yihad se orienta a una audiencia musulmana. Las advertencias, y las amenazas, a la audiencia del país atacado.
En este sentido, se busca galvanizar a los candidatos a yihadistas y movilizarlos, a captar nuevos terroristas , y a lograr la comprensión de la opinión pública musulmana, que según diversos estudios , confía mucho en los medios de comunicación audiovisuales, como la propia Al Yazeera, que asegura poseer una audiencia de más de 45 millones de musulmanes a lo largo del mundo. En cierta medida, y de acuerdo con estudios como el del Pew Research Center for the People and the Press de 16 de marzo de 2004, la opinión pública de algunos países musulmanes tendría actitudes comprensivas hacia ben Laden y las prácticas terroristas . Eso indica que el mensaje yihadista está calando entre la población, de manera que este movimiento está alcanzando una posición de Predominio en la Información, lo cual puede ser bastante preocupante.
Este fenómeno se puede observar también allí donde hay relación con los autores de actos terroristas. En Zarqat, la aldea natal de abu Musab al Zarqawi donde la tribu de origen palestino de los Beni Hassan tiene una gran raigambre, este terrorista es venerado como un héroe por gran parte de sus vecinos.
LA PROPAGACION DEL MENSAJE
El Islamismo tiene poderosas herramientas para propagar sus mensajes sin recurrir a medios externos; sólo en Egipto hay más de 150.000 mezquitas, cuyos mensajes y sermones pueden estar fuertemente politizados; el autor Emir Taheri afirma que en las dos últimas décadas, la propaganda islamista ha gastado unos cien mil millones de dólares .
Fue Gary Blunt, en su obra “Islam en la Era Digital ” el que acuñó el término “Cyber Jihad”. Aunque hay sitios de Internet dedicados a la propagación de vídeos yihadistas, su continuidad es problemática por la presión que ejercen los países occidentales contra los proveedores de servicios de Internet. Habitualmente, el vídeo aparece en una página web árabe a través de un enlace que lleva al internauta al verdadero sitio donde se aloja el vídeo. Aunque hay algunos servidores de FTP dedicados a la propaganda islamista, los terroristas usan soluciones anónimas y temporales, como yousendit.com. Otras veces, los yihadistas simplemente suben el vídeo a servidores que no los detectan hasta pasados unos días, momento en que son borrados. Una vez el vídeo aparece, la cantidad de descargas parece ser que se eleva exponencialmente. Islamistas a lo largo de todo el mundo, internautas morbosos, organizaciones de investigación, periodistas y curiosos descargan y multiplican los sitios desde donde se puede acceder al material.
Preguntado acerca de este fenómeno, un webmaster holandés que mantiene una página donde se recogen escenas de sexo y vídeos islamistas de decapitaciones manifestó que “durante periodos de trágicos acontecimientos como las decapitaciones, en vez de las 200.000 visitas diarias habituales, tenemos hasta 700.000” .
La comunicación en Internet es multidireccional y gratuita. Cualquiera puede asomarse a una web islamista sin adquirir ningún compromiso. Como dice el profesor Jordan , la propagación de estos mensajes por la red es una “acción comunicativa descentralizada” donde se multiplican las terminales yihadistas que actúan de forma autónoma con respecto a los servicios “oficiales” de documentación y de producción mediática de organizaciones tipo al Qaeda o el movimiento de al Zarqawi. Asimismo, el ciberespacio refuerza la idea de pertenecer a una comunidad global, la comunidad yihadista, independientemente de que el sujeto que hace uso de estos mecanismos viva en una sociedad radicalmente alejada de tales postulados. De hecho, la experiencia demuestra que gran parte de los yihadistas detenidos en Europa en los últimos años se mantenían informados y motivados a través de esta propaganda virtual .
La acción terrorista refuerza el mensaje de la propaganda yihadista, y viceversa; la propaganda yihadista aumenta la visibilidad de la campaña terrorista, creando una sensación de “Intifada Global” imposible de ser atajada por sus enemigos.
Los vídeos yihadistas pueden llegar a ser portada de los medios de referencia internacionales, proporcionando a los autores la posibilidad de hacer llegar su mensaje a una audiencia global. Inicialmente, los terroristas envían las cintas o los CDs a los circuitos habituales de noticias en árabe, con un doble objetivo; por un lado impactar en la audiencia musulmana, con fines de captación, motivación, justificación o ejemplarización, y por el otro, y cuando intervengan las grandes cadenas como la CNN o la BCC, alcanzar a la audiencia global como parte de su campaña de reafirmación y de intimidación. Los vídeos les permiten exhibir sus logotipos, banderas y símbolos como si de auténticas marcas publicitarias se tratase. Esto tiene más importancia para las audiencias musulmanas. Hoy día, por ejemplo, la bandera negra y la luna llena amarilla del grupo de al Zarqawi es fácilmente reconocida por millones de musulmanes, principalmente en Irak, Jordania y Siria.
Una encuesta del Centro de Estudios Estratégicos-Jordania, realizada en junio de 2003 , estableció que, para noticias relacionadas con el mundo árabe, la audiencia jordana prefería ver Al Yazeera (35,5 %), frente a la TV-Jordania (32,3%) y al Arabiya (7,9%), mientras que en lo referente a política internacional, los jordanos preferían de nuevo a Al Yazeera (34,9%), seguida de TV-Jordania (31,2%) y de al Arabiya (8,5%). En cuanto a la propiedad de antenas parabólicas, un 52,4% de los encuestados reconocieron tener en casa un sistema de recepción de TV vía satélite operativo, al tiempo que un 17,4% usaba Internet. Esta circunstancia, junto a los estudios ya citados que apuntan a los altos índices de aceptación de las estrategias y personajes de las redes islamistas en ciertos países confirma la teoría de que el yihadismo aprovecha los grandes medios de comunicación para alcanzar a las audiencias objetivo.
Los tímidos intentos de las agencias norteamericanas de contrarrestar la acción de los medios árabes se ha traducido en la aparición de la revista Hi, la radio Sawa para la juventud árabe, y la emisora de TV al Hurra. Sin embargo, a juicio del profesor Khawla, sus contenidos, orientados a divulgar los valores de la sociedad americana, no tendrán ningún éxito entre las audiencias musulmanas por dos motivos; primero, porque son conocidos merced a películas y canales internacionales de TV, y segundo, porque gran parte de la audiencia objetivo precisamente rechaza tales contenidos por considerarlos decadentes. A juicio de este autor, la solución sería un nuevo modelo de medios de comunicación musulmanes sin compromiso ideológico con el islamismo.
CONCLUSIÓN
No cabe duda de que, en estos momentos, el yihadismo utiliza una serie de mensajes y de medios que le permiten alcanzar audiencias globales de una forma sencilla, barata, y altamente eficaz. Las autopistas de la información, Internet, y la necesidad de los grandes medios de comunicación de llevar a la opinión pública imágenes y escenas impactantes con las que resaltar sus informaciones hacen más sencillo el objetivo de los islamistas.
La prensa y los medios árabes tienen también una audiencia que, a menudo, comparte gran parte de los mensajes-fuerza de los islamistas, aunque no aprueben o incluso condenen la práctica del terrorismo. En ese sentido, los medios árabes no destacan por una labor pedagógica en sus audiencias, lo mismo que los medios de comunicación occidentales tampoco destacan por el tratamiento reflexivo en lo referente a los contenidos informativos.
Este escenario nos retrotrae al inicio del presente trabajo. La guerra asimétrica alcanza también a los medios de comunicación. Allí donde los Gobiernos democráticos deben extremar la dosificación de sus mensajes y la forma de presentarlos, bajo la amenaza de ser acusados de manipuladores, los yihadistas encuentran un panorama mediático ávido por presentar escenas e imágenes impactantes al amparo de la libertad de prensa y de información. Es evidente que la madurez de las sociedades occidentales las hace impermeables frente a gran parte del abanico de mensajes yihadistas, pero no pasa lo mismo en otro tipo de sociedades donde no existen los mecanismos educativos que permitan hacer de contrapeso a tales informaciones, procedentes de medios árabes que tampoco se plantean el efecto de sus políticas informativas.
Incluso dentro de los países europeos, los llamados emigrantes de segunda o de tercera generación, que han perdido gran parte de sus raíces, pero que buscan una identidad y una integración grupal que encuentran en el islamismo internacional, reciben fácilmente estos mensajes de la propaganda yihadista. Sin duda esto será un factor a tener muy en cuenta en el seno de la Unión Europea durante los años venideros.